According to what my mother says, I am a three years old boy. She wants me to tell her a tale. I don't know wether to tell it happy or sad;  although I still do not know that difference.

A child lived in a place far from my home, where the sea ends and the mountain begins. That child did not know what the sea was, neither a horse nor a tent nor an arrow nor a stream.

He went out one day to play. While going down to the valley, found a white foal on his way. He seized the opportunity to ask he what was a horse. Surprised, put the foal expensive not to understand until I had asked several things about this animal, and when he came to understand the foal several things about the first question, he replied in the language of the horses that this animal ran free through the pastures.

And what else?

Well, I had a long fringe of soft hairs and round eyes that looked with affection. It also had some high legs, a long tail and a strong back.

And what else?

As I did not know what else to say, he was quiet for a long time. It was seen while in the face of the child a long wait. 

And apart from running, what else does it do? 

Well eat, dream and jog.

And what else does it do?

Well, I do not know anymore.When you see a day one,take advantage and ask him.

The disgusted child walked away because I still did not know what a horse was.

And back, under the canvas of his parents's indian store, he was lying on his back on the floor, when they stopped their eyes on the face of the store. It occurred to him then to ask him what a store was. The store answered him with his voice of cloth and wind: Well, it's me, a store. You do not see me?

Yes, I see you. But I want you to tell me what a store is besides what I see. 

Well, I'm made of animal skin, river water and stick knife. 

And what is a river? You know it?

A river is ... You will have to ask the river.

¡Oh! Since you are made of river, I thought you knew it.

I only know that it is cold and wet. 

While I was holding this conversation, his hand was met with a few arrows freshly made by his father's hands. Surprised, he asked them: And what is an arrow?

The youngest of them replied that an arrow is a twig that punctures.

And what else?

And he makes his life with a bow.

And what is a bow?

A bow is a captive twig of a rope.

And what is a rope and why is it captive?

You'll have to ask the bow.

The arch, which was resting on the tent pole, he was thrilled to hear these questions and yawned he woke up from his nap from the siesta of the arches.

Tell me bow, why is the rope captive of the bow?

I'll tell you first that a bow without a cord is no longer an arch. He needs the rope to gain strength. Without the rope, it's just a stick. Once, longer than the memory of the arcs, an ancestor of ours grabbed a rope without knowing what he was going to do with it. After giving lots of rounds to the cable, he made a mess with her, until your back is almost bent. He discovered in his attempts to untie the rope vibrated. And the air made like an arrow sound.

And how did he know it was an arrow if there were only bows without a rope at the time? 

In a very simple way. He felt his fingers go through the air behind the movement of the strings. He went to ask the branches of the trees how they threw their fruit so far. But before the branch answered, the tree did it. A day of strong wind we discovered that the branches were doubled and they threw their fruits far away. This is how we understood that the bent branches could be arcs. We only had to look for what to fold them with. And we discovered that day when the rope got entangled in the stick.

Oh, I remember!

As you will understand the trees of the beginning we only released fruits. Until it occurred to us to throw leaves. We watched what the branches did with both. We saw man making such attempts. Until one day, by full imitation, he cut us some branches to do them the same as we did. If you want to know more ask the man.

It was the boy looking for a man with memory. To the one who was there, he asked how his ancestors made the arcs. He found few men with memory. Those who had some did not go further than the memory of their grandparents. After looking for many years, he found a lost man because he did not remember the way back to his house. And he asked him if he remembered how his ascestros had built the arches. The man was thinking a good time. And the child, as he saw that he did not answer, He set out to follow his path. When I had already taken a few steps, He heard the voice of the man who said.

Our ancestors began to imitate trees and animals. They saw that the branches were held by the trunk. They imagined that the trunk was the ground. They supported one end of the pole on the ground and decided that the wind was their arm. That's how they managed to bend the wood. It was only then to discover the way to replace the arm and the ground. That moment came when the rope became entangled in the stick.

Oh, I remember!


Carlos del Puente

Según dice mi madre, soy un niño de tres años. Ella quiere que le cuente un cuento. No sé si contarlo alegre o triste; aunque aún no conozco esa diferencia.

Vivía un niño en un lugar muy lejos de mi casa, allí donde acaba el mar y empieza la montaña. Ese niño no sabía lo que era el mar ni un caballo ni una tienda ni una flecha ni un riachuelo.

Salió un día a jugar. Mientras bajaba al valle, se encontró en su camino un blanco potrillo. Aprovechó la ocasión para preguntarle que qué era un caballo. Sorprendido, puso el potrillo cara de no comprender hasta que habiéndole preguntado varias cosas acerca de este animal, y cuando llegó a entender el potrillo varias cosas sobre la primera pregunta, le contestó en la lengua de los caballos que este animal corría libre por los pastos.

¿Y qué más?

Pues tenía un largo flequillo de pelos suaves y unos redondos ojos que miraban con cariño. Tenía también unas altas patas, una larga cola y una fuerte espalda.

¿Y qué más?

Como no sabía que más decirle, se quedó callado un buen rato. Se veía mientras en la cara del niño una larga espera.

Y a parte de correr ¿qué más hace?

Pues comer, soñar y trotar.

¿Y qué más hace?

Pues yo ya no sé más. Cuando veas un día uno, aprovechas y se lo preguntas.

Se alejó el niño disgustado porque aún no sabía lo que era un caballo.

Ya de vuelta, bajo la lona de la tienda de sus padres, permanecía tumbado boca arriba en el suelo, cuando se pararon sus ojos sobre el rostro de la tienda. Se le ocurrió entonces preguntarle que qué era una tienda. La tienda le contestó con su voz de tela y viento: Pues soy yo, una tienda. ¿No me ves?

Sí te veo. Pero quiero que me digas lo que es una tienda además de lo que veo.

Pues estoy hecha de piel de animal, agua del río y cuchillo de palo.

¿Y qué es un río? ¿Tú lo sabes?

Un río es… Se lo tendrás que preguntar al río.

¡Ah! Como tú estás hecha de río, pensaba que tú lo sabías.

Solo sé que está fría y moja.

Mientras mantenía esta conversación, se topaba su mano con unas cuantas flechas recién hechas por las manos de su padre. Sorprendido, les preguntó: ¿Y qué es una flecha?

La más joven de ellas le respondió que una flecha es una ramita que pincha.

¿Y qué más?

Y hace su vida con un arco.

¿Y qué es un arco?

Un arco es una ramita cautiva de una cuerda.

¿Y qué es una cuerda y por qué está cautiva?

Tendrás que preguntárselo al arco.

El arco, que estaba apoyado sobre el palo de la tienda, se conmovió al oír estas preguntas y bostezó mientras se despertaba de la siesta de los arcos.

Dime arco ¿por qué está la cuerda cautiva del arco?

Te diré primero que un arco sin cuerda ya no es un arco. Necesita  la cuerda para coger fuerza. Sin la cuerda, solo es un palo. Una vez, hace más tiempo que la memoria de los arcos, un ancestro nuestro raptó una cuerda sin saber lo que iba a hacer con ella. Después de darle muchas vueltas a la cuerda, se hizo un lío con ella, hasta tener casi doblada su espalda. Descubrió en sus intentos de desatarse que la cuerda vibraba. Y el aire hacía como un sonido de flecha.

¿Y cómo sabía que era una flecha si por aquel entonces solo había arcos sin cuerda?

De una manera muy sencilla. Sintió que sus dedos se iban por el aire detrás del movimiento de las cuerdas. Fue a preguntarle a las ramas de los árboles que cómo lanzaban sus frutos tan lejos. Pero antes de que contestase la rama, lo hizo el árbol. Un día de fuerte viento descubrimos que las ramas se doblaban y lanzaban sus frutos muy lejos. Fue así como comprendimos que las ramas dobladas podían ser arcos. Nos quedaba solo buscar con qué doblarlas. Y lo descubrimos aquel día cuando la cuerda se enredó en el palo.

¡Ah, ya me acuerdo!

Como comprenderás los árboles del principio solo lanzábamos frutos. Hasta que se nos ocurrió lanzar hojas. Observábamos lo que hacían las ramas con ambos. Nos veía el hombre hacer tales intentos. Hasta que un día, por plena imitación, nos cortó unas ramas para hacer ellos lo mismo que hacíamos nosotros. Si quieres saber más pregúntale al hombre.

Fue el niño buscando a un hombre con memoria. A aquel que se encontraba le preguntaba cómo hicieron sus ancestros los arcos. Encontró pocos hombres con memoria. Los que tenían alguna no llegaban más lejos que la memoria de sus abuelos. Después de buscar muchos años, encontró a un hombre perdido porque no recordaba el camino de vuelta a su casa. Y le preguntó que si se acordaba de como sus ancestros habían construido los arcos. Estuvo el hombre pensando un buen rato. Y el niño, como veía que no le contestaba, se dispuso a seguir su camino. Cuando ya había dado unos pasos,  escuchó la voz del hombre que decía.

Nuestros ancestros empezaron a imitar a los árboles y a los animales. Vieron que las ramas estaban sujetas por el tronco. Imaginaron que el tronco era el suelo. Apoyaron un extremo del palo en el suelo y decidieron que el viento era su brazo. Fue así como lograron curvar la madera. Solo quedaba entonces descubrir la forma de sustituir al brazo y al suelo. Ese momento llegó cuando la cuerda se enredó en el palo.

¡Ah, ya me acuerdo!


Carlos del Puente