«Por eso la que quiera asegurar a un esposo, o a un amante, no tiene más que dejarle siempre que desear alguna cosa; prometerle cada día alguna novedad para el siguiente: diversificad sus placeres, proporcionadle en el mismo objeto los atractivos de la inconstancia, y yo os respondo de su insistencia y fidelidad. Seguid la moral de Montaigne: enseñemos, dice, a las mujeres...
«Me preguntáis si el último favor, o por mejor decir, la última falta que podamos cometer es una prueba segura de ser amados. Sí, y no. Sí, si amáis a una mujer de cuya primera pasión sois el objeto y que esté dotada de virtud y delicadeza: pero aun en este caso no será esta prueba ni más segura ni más lisonjera para...