Saint-Pol Roux, Llamad y se os abrirá

lunes, julio 29, 2013

LLAMAD Y SE OS ABRIRA

a Francois Coulon.



Iba lleno de Ella.
¿ Su nombre?
¡Lo sé!
La desconocida.
¿Sólo Ella existía?
Ella, y nada más.
Iba...

Me detuve ante una puerta, la puerta de una habitación, en una casa, en una ciudad, que no sabría encontrar, ni la ciudad, ni la casa, ni
la habitación, ni la puerta.

-La habitación está vacía y nadie nunca en ella vivió- me había dicho, en el primer peldaño de la escalera, un enano tan diminuto que,
en el breve instante de su frase, me creí ciego.

Llamo.
Tac...
¡Nada!
Tac, tac...
¡Nada aún!
Insisto.
Sólo el silencio.
Sin embargo, me digo, ella debe estar aquí, puesto que he venido.
Si no, ¿habría venido yo, que no voy a ninguna parte?
Estoy seguro de que se halla detrás de la puerta.
¿Quién?
Ella, una vez más.
Mi espera me parece al final exagerada.
Vuelvo a insistir.
Tac, tac, tac...
Se forma un ruido capaz de despertar a la Nada.
Tac, tac, tac, tac...

Impaciente, miro por el ombligo de hierro de la puerta.
En medio de la habitación, una niña...
Toda desnuda...
¿Ha tenido tiempo de nacer?
No tengo razón para irritarme.
Espío de nuevo.
De una mirada a otra, ya es una muchacha.
¿Ha tenido tiempo de crecer?
Toda desnuda, ¡y qué hermosa!
Si no fuera un abuso, llamaría discretamente.
¿Pero le daría tiempo a vestirse?
Esperemos todavía el instante de una mirada.
Una camisa, blanca como un pañal, la cubre ahora.
Arriesguemos una tímida llamada.
Tac...
Ah, démosle tiempo para que se envuelva en la tulipa de un vestido.
¡Por fin!
¡Dios, la hermosa Dama!
El momento es propicio.
Tac, tac
La puerta se abre.
Entro.


(Saint-Pol Roux)


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