Anais Nin El sexo y las emociones en la mujer

viernes, septiembre 27, 2013




"Querido coleccionista:

Te odiamos. El sexo pierde todo su poder y magia cuando se vuelve explícito, mecánico, exagerado, cuando se convierte en una obsesión mecánica. Se vuelve un cansancio. Nos has enseñado más que cualquier otro que conozco cuán equivocado estás en no mezclarlo con emoción, hambre, deseo, lujuria, antojos, caprichos, lazos personales, relaciones más profundas las cuales cambian su color, sabor, ritmos, intensidades.

No sabes qué te estás perdiendo por tu examinación microscópica de la actividad sexual con la exclusión de otros que son el combustible que la enciende. Intelectual, imaginativa, romántica, emocional. Esto es lo que le da al sexo sus sorprendentes texturas, sus sutiles transformaciones, sus elementos afrodisíacos. Estás encogiendo tu mundo de sensaciones. Estás marchitándolo, matándolo de hambre, drenando su sangre.

Si alimentas tu vida sexual con todas las emociones y aventuras que el amor inyecta en la sensualidad, serías el hombre más potente en el mundo. La fuente del poder sexual es curiosidad, pasión. Estás viendo su pequeña flama morir de asfixia. El sexo no se alimenta de la monotonía. Sin sentimiento, invenciones, humores, sin sorpresas en la cama. El sexo debe mezclarse con lágrimas, risas, palabras, promesas, escenas, celos, envidia, todos los condimentos del miedo, viajes desconocidos, nuevos rostros, novelas, historias, sueños, fantasías, música, bailes, opio,vino.

¿Qué tanto pierdes por este periscopio en el extremo de tu sexo cuando pudiste disfrutar un harén de discretas maravillas que nunca se repetirán? No hay dos vellos iguales pero tú no nos dejas gastar palabras en una descripción de ello; no dos olores, pero si elaboramos en esto nos dices “Corten la poesía”. No hay dos pieles con la misma textura y nunca con la misma luz, temperatura, sombras, nunca el mismo gesto; para un amante, cuando está excitado por el verdadero amor, puede recorrer toda la escala del diccionario del amor,  Qué rango, qué cambios, qué variaciones de la madurez y la inocencia, perversidad y arte, animales naturales y gráciles.

Nos hemos sentado por horas mientras nos preguntábamos cómo te ves. Si has cerrado tus sentidos alrededor de la seda, luz, color, olor, carácter, temperamento, debes estar completamente reseco. Hay tantos sentidos menores, todos corriendo como tributarios en el cauce principal del sexo, alimentándolo. Sólo el latir unificado del sexo y el corazón pueden crear juntos el éxtasis."

Anais Nin


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