La manipulación
domingo, julio 10, 2016
Empezar con la crónica del recuerdo. Y darle el tono subjetivo de la historia. El mal, bajo la forma del sadismo, se ejerce sobre cuerpos inocentes sin derechos ni patria. El mal, a veces, está oculto bajo la máscara de la medicina. Y la víctima se hace victimaria. El orgullo se convierte en la fuente de toda acción. Comieron la venganza en una larga mesa con mucho tiempo. Es un arte convertir la mentira en libro. La misión para capturar al mal debe ejecutarse en fecha señalada por el libro, para que sea un acto ritual con efecto de purificación y conlleve una significación simbólica en la historia. Hay goteras en el dolor que deben dejarse abiertas para que nos recuerden el goteo incesante del mal. Puesto que el mal no actúa con sus palabras, sino con sus mágicos efectos, es inútil taparle la boca. No se puede luchar con él cuerpo a cuerpo, pues con el contacto te contamina. Hay que tratarlo a distancia, a cada hora. Te habla el mal, mezclado con amor, en los recuerdos. Te desespera por su insistencia. El mal no se apiada del llanto; no es como el hombre antes las lágrimas de una mujer, pues le parecen testigo de un profundo dolor. El mal va hacia atrás para recuperar su deuda. Comer las trazas del mal para alimentar el odio es un buen truco para persuadir. El mal se esconde en la actividad más natural del hombre: en la generación. El mal no confía en las buenas intenciones. A veces, el mal se esconde en los muros y hay que sacarlo. El mal no cree en los sueños. El mal nunca asume el fracaso; para él fue solo un intento.
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