Sin sangre real pero de la realeza por su valía

domingo, julio 10, 2016




     De la orfandad de una minoría a la corte aconsejada. Se trata de crear el mito de que van a reconocer tus méritos. Si son considerados hombres débiles es puesta en cuestión su valía como ser humano: casi pierden el estatus o la cualidad. Ante dicha visión arrasar una ciudad parece justificado. Así se justifica el robo por la fuerza. Que al enemigo se le vendan armas parece suficiente amenaza para justificar la aniquilación del comprador. Preparan la guerra como un acto erótico. Se erizan los cuerpos, el orgullo y el deseo de satisfacción en bienes materiales y en sexo. Mientras tanto, esa misma noche, la princesa se pone tatuajes mágicos protectores antes las fuerzas del mal. Cuando le anuncian el inminente ataque su expresión parece indicar que está convencida de frenar a esos bárbaros. Aunque esta ciudad nunca ha sido vencida, la princesa, que en esta ocasión, la voluntad de los dioses ha cambiado, tuerce la derrota hacia ella. La primera víctima de toda guerra es la vigilancia. Arrancar los ojos al enemigo para que entre en la sombra. Los escudos a las espaldas reflejan una vieja Luna que parece más amenaza que un faro de la noche. Las puertas interiores son siempre imposibles y no siempre ocultan tesoros, a veces, ocultan fuerzas malignas. He ahí el dilema: abrirlas o dejarlas cerradas para siempre. No creo que estos invasores vayan a esperar como el personaje de Kafka ante su puerta. Siempre hay un modo de entrar. Pero no se está muy seguro de encontrar algo, y, si lo hay, de verlo, aunque esté a la vista. Las torres serán suicidas bajo la ardiente flecha. La caída dará la alarma sin clarín, trompeta ni campana. Vuelan las flechas como mariposas asesinas hambrientas de carne. La espada del mensaje de la muerte corta las cuerdas de la puerta de entrada. La muralla está vencida como un muro de tela. La torre del mal tiene la campana invertida. No sé si es real o si es el espejismo de la guerra. Ahora resulta que la campana invertida es un negro recipiente preparado con fuego y listo para derramar líquido hirviendo sobre los asaltantes. El enemigo vierte el fuego sobre los soldados de la ciudad. Comienza el combate sangre a sangre. Viendo la derrota inminente, la princesa guarda algo sagrado y secreto y se lo entrega a un emisario. El mensajero real que porta el secreto se topa en su huida con el héroe enemigo. Cae la bolsa sobre la tierra en espera del desenlace. El secreto era un puñal con una gran piedra como empuñadura. Tras caer el velo de la princesa surge la belleza. Es acusada de forjar armas enemigas. Ella lo niega. Uno de los hijos del rey le pide matrimonio. Antes muerta que obligada a una elección forzada. El salvaje da la orden de ejecutarla. Ella ve en ese momento al héroe principal. Dándose cuenta que el medio hermano del príncipe que le ha exigido matrimonio está en posesión del puñal secreto, ella acepta el compromiso real, tal vez como estrategia. Cuando llega el rey a la ciudad vencida acusa a sus hijos de haber invadido esta ciudad sagrada, pues esto perjudicará a las relaciones con sus aliados.
     Va la princesa por los pasillos abiertos. Los dos hermanos la miran. El prometido le dice a su hermano adoptado que si el rey no acepta el compromiso que la mate. En su primer encuentro surge ya la pelea de intereses. Él le aconseja a ella un poco de humildad.
     El rey desea que su hijo adoptivo sea el esposo de la princesa contra el deseo de su hijo legítimo. Este le había entregado anteriormente una capa envenenada como regalo para su padre. Muere el rey sin comprender la traición. Aquí comienza la guerra entre falsos hermanos. Permite la princesa la huida del supuesto parricida. Huyen. Huyen bajo la amenaza de las flechas de su propio ejército. Parece ser que el puñal tiene el poder de volver al pasado y modificar la historia. Y de esto nadie tiene memoria excepto el portador. La daga es una alianza divina.

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