Phil, creo que me están programando
jueves, junio 25, 2020«...j'aime construire des univers qui s'effondrent vraiment. J'aime les voir perdre le nord, et j'aime voir comment les personnages de romans se débrouillent face à ce problème.J'éprouve un secret amour pour le chaos. Il devrait y en avoir davantage.»
«Puis, ils me révèlent d’un coup tous les mystères de l’univers et se rassoient, tordus de rire.»
«—Esto abre ante nosotros nuevas posibilidades especulativas. Las visiones místicas de los santos medievales. Tal vez eran de otros futuros, otros flujos temporales. Las visiones del infierno debieron pertenecer a flujos temporales peores. Las celestiales corresponderían a flujos mejores. El nuestro debe ocupar un lugar intermedio. Y la visión de un mundo eterno e invariable tal vez constituya una visión del no-tiempo. No se trata de otro mundo, sino de éste, visto desde fuera del tiempo.»
«Había escrito varios relatos sobre precognitores, a decir verdad una novela, «El mundo que hizo Jones», y me inclinaba a considerar la precognición como un arma de doble filo. En mis relatos, y sobre todo en la novela, la precognición colocaba al personaje en un circuito cerrado, le hacía víctima de su propio determinismo; se veía obligado, tal como parecía ser en el caso de Nicholas, a representar posteriormente lo que previó con anterioridad, como si, con haberlo anticipado, estuviera condenado a sucumbir a ello, antes que a obtener la capacidad de eludirlo. La precognición no conducía a la libertad, sino más bien a un macabro fatalismo, como el que ahora manifestaba Nicholas: tenía que mudarse a Orange County porque, un año antes, había experimentado una visión anticipadora de ello. Lógicamente, carecía de sentido. ¿Acaso no podía guardarse de ir precisamente porque había tenido una premonición?»
«—Quizá —es una de mis teorías—, quizá hayan entrado hace poco en nuestra atmósfera, posiblemente procedentes de otro planeta, o bien de otro plano. Una segunda posibilidad que se me ha ocurrido es que vengan del futuro, y regresen aquí oportunamente para ayudarnos. Están deseosos de ayudarnos. Parecen saberlo todo. Santo Dios, creo que pueden ir a cualquier parte; no tienen cuerpos materiales, solamente las formas plasmáticas energéticas, como campos electromagnéticos. Probablemente se funden, reúnen su información, y luego se separan. Naturalmente, sólo estoy teorizando. No lo sé. Es ésta la impresión que me producen.»
«—Lo que me dicen. Cuando duermo. Sólo porque no lo recuerdo, al despertar no me dice nada. He leído lo bastante como para saber que en alguna parte del cerebro se recuerda. Va a parar al inconsciente y queda almacenado. Escucha —Me clavó la vista—. Phil, creo que me están programando. Comprendo una frase, una palabra; nada más. Ninguna pista que pueda seguir de un modo u otro. Lo suficiente, tan sólo para entenderlo así. Si me están programando, entonces los datos se inhiben, que es la forma en que funciona la programación, en el cerebro o bien en los circuitos electrónicos, y a la larga tropezaré con el estímulo desinhibidor, y toda la programación se activará, correctamente o no, según el acierto con que haya ido depositándose.»
«—¿Aun cuando encuentres el estímulo desinhibidor?
—No, todo lo que dijera o hiciese parecería natural. Creería que se me había ocurrido a mí. Como una sugestión posthipnótica: uno la incorpora a su cosmovisión como algo lógico. No importa lo extraña, o lo destructiva, o lo…»
«Gracias a una voz imaginaria, Nicholas se había hecho una persona completa, antes que la persona parcial que había sido en Berkeley. Si se hubiera quedado en Berkeley habría vivido y muerto como una persona parcial, sin llegar a conocer la integridad.»
«La glosolalia no es ninguna tontería; son lenguas extranjeras que uno nunca conoció. El Espíritu las introduce en la mente para que uno pueda predicar el Evangelio a todas las naciones.»
«Tal vez no, pensé; tal vez ella tiene razón. Nicholas no podía quedarse eternamente indeciso, con su pila de folios mecanografiados aumentando sin cesar con una teoría tras otra, cada una más fantástica, exhaustiva y atrevida que la anterior. Por fin, el hombre que dormía en sus adentros, a quien trataban de devolver al mundo vigil, podría aparecer, asumir el mando, y concluir la tesis de Nicholas en su lugar. Nicholas podría escribir: «Me pregunto si es…, puede serlo…, estoy seguro de que…, tiene que serlo»; y entonces el hombre antiguo podría renacer y escribir: «Está en lo cierto; lo es. Lo soy».»
Philip K. Dick
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