DESVARÍOS 4
miércoles, junio 03, 2015
Si tenemos un Proyecto que parece que está trabado en la neuronas que se oponen, peleando con las ideas -materia física contra «materia» abstracta-, a su publicación y lo dejamos metido en un cajón como si nunca lo hubiésemos escrito con tanto esfuerzo y dolor de inspiración, pareciéndonos un hijo bello pero indeseado, oscuro porque artificialmente enrevesado, y con mano temblorosa lo metemos en un gran sobre apto para la fama y el ingenio, y una vez puesto como destinatario el nombre del editor y el nuestro certero en el reverso, digamos -y así escribimos como duda: poco claro y encadenado (las frases, digo)- que nos parece inadmisible que ese escrito quede mudo hasta no ver el día de la tumba. Y no por mano del reverso, sino por otras que desconocían, supongo, el audaz invento de los signos de la verdad hasta entonces oculta.
Creyeron todos, sin dudas (puesto en plural sin error), que no había sido editado por renuncia al cuerpo restringido, cuando en realidad quedó, bajo toda posterior obra, como núcleo duro de la carne sobre el espíritu (por llamarlo con metáfora o metonimia disfrazada). Si no lo creen permuten cada posterior nuevo concepto por aquellos del sobre cerrado, y tendrán una perfecta correspondencia entre ambos. Un discurso de las puertas abiertas y cerradas, cifradas (para esconder la simplicidad del mecanismo que desvela fácilmente lo oculto). Creemos que la llave del cajón cerrado con llave donde fue previamente guardado el sobre fue puesta de tal forma que fuese encontrada fácilmente dentro de este.
Carlos del Puente
0 comments