DESVARÍOS 1
lunes, junio 01, 2015
Los principios teóricos los dejaremos siempre abiertos como en un caso de investigación criminal cuyas características no cuadran con ningún caso anterior.
La realidad humana depende de la vivencia del instante; no es tributaria de ninguna conceptualización anterior. Frecuentemente el sujeto se sorprende ante la imposibilidad de explicarse a sí mismo tomando como referencia las teorías adquiridas.
Éstas dispersas notas llamadas Desvaríos no responden a ningún sistema, ni pretenden elaborar uno nuevo; eso está muy lejos de nuestras posibilidades académicas, pues no disponemos de ellas; desprovistos pues de instrumentos, abordaremos como aficionados inocentes diversos temas de la actualidad sin pretensión alguna. Cabe señalar que en dicho propósito no podremos utilizar laboratorios científicos ni sus instrumentos de medidas. Desconocemos su utilidad debido a nuestra ignorancia. Sin afán de darles respuesta nos haremos más bien sencillas preguntas; así pues, cada cual les dará las que más le convenga sin poner en riesgo la coherencia de sus discursos anteriormente elaborados. Desde ésta posición no nos hacemos responsables de ninguna opinión aquí expuesta pues nosotros solo tenemos preguntas y ninguna respuesta. Todas los comentarios faltarán adrede de claridad pues son una primera aproximación que peca de ingenuidad. No nos basaremos en la experiencia propia, pues es aún más corta y estrecha que las lecturas que anteceden. Los conceptos que usaremos serán los del profano; así que nos será imposible ser rigurosos en cuanto a su definición y uso. No buscaremos ni causalidades ni demostración alguna; les dejamos el encaje de ambas a los que saben hacerlo sin caer en el ridículo. Nosotros caeremos en él en cada enunciado; pero confiamos en la casi ausencia de visitantes de este blog de notas; dicho convencimiento protege nuestro amor propio cada día. Cotidianamente miramos la realidad de tal manera que nos parezca que es según nos gustaría que fuera: así no nos daña y proseguimos tranquilamente en el placentero ritmo de la vida, al menos en cuanto a la vida de las ideas, pues el de los hechos camina por otro camino más pedregoso.
Nos mostraremos aquí como aquella parte de la humanidad que vive bajo el sentimiento o sensación psíquica de estar siempre desnuda bajo la flamante ropa de las apariencias sociales y del buen gusto y la justa convivencia. Nos pondremos ropa nueva cada vez que el protocolo o procedimiento lo exija, aunque seguiremos disfrutando de la gracia y del transgresor disfrute de nuestra desnudez. Uno no se desnuda tan fácilmente si no está ya desnudo. Queremos decir: que sin ese goce permanente de la desnudez el paso de mostrársela al otro, y de disfrutar nosotros y el testigo, no sería tan fácil ni exigente. Hemos preguntado frecuentemente a los que participan de este sentimiento y vivencia y solo hemos conseguido como respuesta una leve y pudorosa sonrisa acompañada por un discreto arreglo de algún complemento. Desde aquí pedimos: Rogamos sean ustedes más amables con el progreso de la ciencia; pues en esta rama del saber es imposible avanzar en el secreto.
Carlos del Puente
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