«El principio más importante de todos es que nadie, ni hombre ni mujer, viva sin un jefe. Nadie debe acostumbrar su espíritu a hacer nada por propia iniciativa, sino que en la guerra y en medio de la paz debe fijar la mirada en su jefe y seguirle fielmente. E incluso en los más pequeños detalles debe seguir las ordenes. Por ejemplo, debe levantarse, moverse, bañarse, come solamente si se le ha ordenado hacerlo. En suma, debe enseñar a su espíritu, a través de un largo ejercicio, a no pensar nunca en actuar independientemente y a incapacitarse totalmente para ello. De este modo la vida de todos transcurrirá en plena comunidad. No hay ninguna ley más efectiva para asegura la victoria en la guerra. Y en tiempo de paz, y desde la más temprana niñez debe fomentarse esta costumbre de mandar a otros y ser mandado por otros. Toda manifestación de falta de control debe eliminarse de la vida de todos los hombres»

Platón, Leyes, 942 y sigs.

«Platón reduce la educación a la clase rectora: sólo los miembros de esta clase son educados, con un programa de enseñanzas acompañado de una censura meticulosa (Rep., 377 e, y siguientes; 378 c; 595 a, y sigs.; 605 a-b; Leyes, 801 c-d).»

«En Leyes, 634 d-e, elogia Platón la ley doria que «prohibe a los jóvenes preguntar qué leyes son justas o injustas y los obliga a mostrarse unánimes, en proclamar que todas las leyes son buenas».»

Textos de Platón