Dostoievski Los dobles "una multitud tan inmensa de tales copias exactas que la capital entera quedó abarrotada de ellas"
domingo, abril 13, 2014
"Acongojado, amedrentado, furioso, el tan sufrido señor Goliadkin salió veloz a la calle e intentó tomar un coche de punto para ir sin perder un instante a casa de Su Excelencia, o al menos a la de Andrei Filippovich. Pero, ¡horror de horrores!, el cochero se negó en redondo a llevar al señor Goliadkin, diciendo:
«No puedo llevar a dos personas exactamente iguales, señor. El hombre bueno trata de vivir honradamente y no de cualquier modo y, además, nunca tiene un doble.»
En un acceso de vergüenza, el enteramente honrado señor Goliadkin miró a su alrededor y comprobó que, efectivamente, los cocheros y Petrushka, que estaba en conjura con ellos, llevaban razón. El perverso señor Goliadkin se hallaba, en efecto, allí, junto a él, y de acuerdo con su ruin costumbre, se preparaba en ese crítico instante a hacer algo sumamente indecoroso, algo que de ningún modo pondría de manifiesto la nobleza de carácter que exigía la buena crianza, nobleza de la que en todo momento tanto se ufanaba el abominable señor Goliadkin II. Fuera de sí, presa de bochorno y desesperación, el desbaratado pero legítimo señor Goliadkin huyó ciego a donde el destino lo llevara.
Pero con cada paso, con cada pisada en la acera de granito, surgía como de debajo de la tierra la copia exacta del perverso y repugnante Goliadkin. Y todas estas exactas contrahechuras echaban a correr una tras otra no bien
aparecían, en larga procesión, como fila de gansos,
meciéndose y bamboleándose en pos del señor Goliadkin I. No había manera de escapar. Al señor Goliadkin, tan digno de lástima, se le cortó el resuello del terror que sentía, y más aún cuando
surgió al fin una multitud tan inmensa de tales copias exactas que la capital entera quedó abarrotada de ellas"
Dostoievski
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