Strindberg August frases

sábado, abril 05, 2014




"¡Que mis cenizas descansen en la paz del olvido!"




"al haber perdido todo interés por lo humano, pasaban la mayor parte de su tiempo encerrados en alguno de los desvanes, viviendo como monos en una jaula."


"para él era verdad todo lo contrario que le fuera beneficioso."


"La familia es, claramente hablando, un restaurante con lavado y planchado, sólo que un poco económico."

"Es este el ingrato papel del padre en la familia: proveedor de todos, enemigo de todos."


"Todo aquello configuraba la puesta en escena del anfitrión."


"El que aprende solo es autodidacta: en consecuencia, todos los estudiantes son autodidactas.

Pero la causa de que los estudiantes desprecien a los autodidactas es sólo una incapacidad de despreciarse a sí mismos."

"—Escribir sobre nada, hacer arte desprovisto de contenido: ¡en eso consiste la industria del arte! No es sino puro ornamento y decoración, el trabajo de orfebres y fundidores.

 Los gigantes de la literatura nunca han escrito en verso:

 ¡Dickens, Balzac, Zola!

El verso pertenece a la infancia de los pueblos, cuando los salvajes escribían leyes rimadas para recordarlas: pero si los niños balbucean en rima…"

" La admiración de la chusma por las copias tiene una sólida base: ¡no conocen los originales! Pero vivimos en la perversa era de la patraña en la que lo bueno se considera malo, y lo pequeño, grande. Cuando por fin sean desenmascarados los tres más grandes farsantes"


"—¿La literatura? ¡No es más que un coloquio de papagayos!

 Un campo en barbecho en el que no crece nada nuevo, sino sólo broza y malas hierbas tardías."


" a él, que tenía el corazón de un niño, y cuya meta teosófica era, en lo posible,

hacer una bella obra de arte de su frágil persona."



"Cuando vio que la ruina era inminente, se quedó contemplándola sin poder mover un dedo,

pues en realidad deseaba fervientemente el desastre.

Sabía que Zachris tenía la culpa, pero estaba tan influido por él y era de natural tan bondadoso, que

no quería entristecer a aquella alimaña.

 Pues en verdad pensaba que un vampiro podía estar triste.

Sin embargo, allí al lado de aquella estufa en forma de columna, jugando con el cordón de la compuerta reguladora, sin hablar con nadie y sin que nadie en toda aquella habitación llena de humo le dirigiera la palabra,

se asemejaba a un San Sebastián en su poste,

al que todos los que por ahí andaban disparaban flechas según una vieja y fea costumbre."


"Iba por la vida con una permanente y

 callada sensación de remordimiento sobre no se sabe qué desconocidas faltas

y practicaba la moderación en todo: bebía poco, no fumaba, y traía consigo un aura de frescor, de limpieza en el vestir y el hablar."


"—¡Zachris es uno de esos canallas que habla bien de todo el mundo!"

"Una cena de fantasmas sin cizaña no sería tal"

"todos los demás fingían decir cosas que nadie oía,

o bien respondían a preguntas imaginarias."

"Ahora la mesa comenzó a asemejarse al Colegio de Sordomudos.

Todo el mundo asentía con la cabeza y bebía, y volvía a beber y a asentir con la cabeza, de una manera muy china."


"K., el contable, se hallaba absorto admirando a su mujer, la gran escritora"


"La señora Thilda lo anotó en la memoria, de modo que

se podía ver cómo bajo sus párpados trabajaba un lápiz imaginario."

"—Sí, aquí estamos entre asesinos y ladrones.

 Unos a otros se roban las ideas, las direcciones, los amigos y las personas."


"Vaya con estos esclavos de la ambición, a los que sólo une el interés, y que lo único que buscan es hacerse un nombre a tu costa para luego pisotearte…"


"—Querida mía, si es que quiere invariablemente verme morir a sus pies… ¿Le gusta tener la muerte a la mesa?"


"Aspasia en efecto llevaba armadura y atraía a los hombres a su férreo regazo, semejante al instrumento de tortura llamado die Eiserne Jungfrau."

"—¿Está usted casado, señor Falkenström? —preguntó la mujer de Zachris, Jenny.
—Sí, a veces —contestó Falkenström."

"Las servilletas, que habían sido amasadas por manos nerviosas y llevadas a la boca un centenar de veces,

yacían como un revoltijo de visceras, como las espiras de un cerebro marchito,

como muñecas de trapo, como polichinelas: formando lo que

parecían rostros o miembros de un ejecutado,

se habían quedado con el aspecto de una almohada después de una noche de insomnio, o bien de un pañuelo blanco usado en un baile de gala o en un funeral con lágrimas de verdad."

«Te perdono, pues yo mismo estoy necesitado de perdón».


Strindberg

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