Casanova: «El hombre voluptuoso es el único que puede ser feliz.»
sábado, noviembre 22, 2014
«El hombre voluptuoso es el único que puede ser feliz.»
«Sé que he existido, porque he sentido; y puesto que el sentir me da este conocimiento, sé también que ya no existiré cuando haya dejado de sentir.»
«Reconociendo que durante toda mi vida he actuado más a impulsos de los sentimientos que obedeciendo al resultado de mis reflexiones, he creído reconocer que mi conducta ha dependido más de mi carácter que de mi razón, que habitualmente han sido opuestos, y, en sus choques constantes, nunca me pareció tener una razón a la altura de mi carácter ni un carácter a la altura de mi razón.»
«En cuanto a las mujeres, siempre me ha parecido dulce el olor de las que he amado.»
«Los que no aman la vida no lo merecen.»
«Por lo que toca a las mujeres, se trata de engaños recíprocos que no entran en la cuenta, porque cuando el amor se mete por medio, es cosa común que los unos engañen a los otros.»
«El cultivo de los placeres de los sentidos fue siempre mi principal propósito en la vida. Sabiendo que estaba personalmente calculado para complacer al bello sexo, me empeñé siempre en agradarle.»
«Mi ocupación principal fue siempre cultivar el goce de mis sentidos; nunca tuve otra más importante.»
«Como consideraba que había nacido para el bello sexo, lo he amado siempre y me he hecho amar por él cuanto he podido.»
«El tiempo que se da para el disfrute nunca es perdido.»
«El amor es una especie de locura, que me gusta, pero una locura más de la filosofía que es totalmente impotente, es una enfermedad a la que está expuesta la humanidad en todo momento, no importa a qué edad, y que no se puede curar, si se trata de atacado por ella en su vejez.»
«Una de las únicas ventajas de una gran tristeza es que nada parece más doloroso que la misma, es una especie de desesperación que no carece de cierta dulzura.»
«Comienzo declarando al lector que, en todo cuanto he hecho en el curso de mi vida, bueno o malo, estoy seguro de haber merecido elogios y censuras, y que, por tanto, debo creerme libre.»
«La economía en términos de placer no es de mi gusto.»
«He tenido, sucesivamente, todos los temperamentos: el colérico en mi infancia, el sanguíneo en la juventud; más tarde, el bilioso, y, por fin, el melancólico, que, probablemente, no me abandonará ya.»
«El temeroso veneno llamado celos, un infeliz pasión que devora el miserable que se está trabajando con ella, y destruye el amor que le dio nacimiento.»
«El temperamente sanguíneo me hizo muy sensible a los atractivos de la voluptuosidad; estaba siempre alegre y siempre dispuesto a pasar de un goce a otro nuevo, siendo, al mismo tiempo, muy ingenioso para inventarlos.»
«Si uno dice una mentira un número suficiente de veces, uno termina por creerla.»
«El pensamiento del hombre, que no consiste más que en las comparaciones que se hacen para examinar las sensaciones, no puede preceder a la existencia de la memoria.»
«He sido toda mi vida una víctima de mis sentidos.»
«Recordando los placeres que he tenido anteriormente, los renuevo, gozo de ellos una segunda vez, mientras que me río de los problemas ahora pasados, de los cuales no siento nada más.»
«Estaba locamente enamorado de ella pero nunca se lo dije, siempre me arrepentí de no habérselo dicho pero, si lo hubiera hecho, no hubiera gozado de ciertos favores.»
«Las mujeres son peligrosas por las enfermedades que muchas de ellas comunican a los que obtienen sus favores.»
«Los hombres tienen el espíritu limitado por muchas preocupaciones, mientras que las mujeres, aunque ignorantes, son generalmente vivarachas y graciosas. Pero unos y otras se hallan animados de deseos, de pasiones, tan vivas como el aire que respiran, tan ardientes como el sol que ilumina aquellas regiones.»
«El español convierte en cuestión de honra el más mínimo desliz de la mujer que le pertenece. Las intrigas de amor son en extremo misteriosas y llenas, según me dijeron, de peligros.»
«El amante más dispuesto a arrostrar los peligros, es el preferido siempre. En el paseo, en la iglesia, en el teatro, las españolas hablan con los ojos a quien quieren; poseen este seductor lenguaje a la perfección.»
Casanova
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