Pluralidad de “yoes”
martes, julio 29, 2014
«La postura de Locke esconde otra aporía, o puzzling case como infiere Ricœur (2000):
al ser la memoria la única garantía de la identidad personal,
habría casos en que pueden coexistir dos identidades en un mismo individuo
(o una misma identidad podría ser compartida por distintos individuos).»
«La segunda referencia pertinente en esta relación entre identidad y memoria individual, se halla en el microcosmos que edifica Marcel Proust en su monumental obra En busca del tiempo perdido. Emparentado con la línea de pensamiento de Bergson imperante en la época, Proust esboza una idea de identidad y memoria totalmente disímil a la que se había visto en Locke. El literato francés considera que
el individuo está constituido por una pluralidad de “yoes” que se van sucediendo,
que se renuevan de tal forma que los “yoes” pasados son totalmente ajenos al yo presente,
no laten dentro de éste último, ni pierden su especificidad.
Así al yo que estaba enamorado de Albertine, le sucede un yo incapaz de comprender esos sentimientos: “El nuevo yo que surge del viejo no puede ser fiel a la memoria del ser amado, porque no lo ha conoci do y por tanto, no lo recuerda más que por interpósita persona […] tales aparentes infidelidades derivan del hecho de que
los ‘yoes de recambio’ se suceden a través de automatismos que escapan a la voluntad y a la conciencia del individuo” (Bodei, 2006: 226).»
«Sin embargo, es posible revivir estos “yoes”
recreando las sensaciones y experiencias originales, las esencias, que las signaron, recuperación que depende de una memoria involuntaria, afectiva, por la cual, a través de una experiencia sensorial en el presente idéntica a una anterior, puede recuperarse ese mundo del pasado.»
«En tanto que en Bergson el pasado siempre se encuentra habitando el presente, en estado de latencia, con la consecuente posibilidad de recurrir a él, Proust invita a pensar en un pasado ausente, y sólo recuperado a través de una
memoria involuntaria.
Recuperación que es vivida por Proust como una resurrección,
como la vuelta a la vida de un pasado que nos revela su significación original.
La consecuencia, como sugiere Singer (1992: 248), no es ya una entidad continua, sino una entidad que desapareció y ahora vuelve a la vida.»
Gastón Souroujon
0 comments