Dostoievski destruye todas las ideas que mueven a sus personajes y aquellas que el lector comparte con ellos. Las lleva hasta sus últimas consecuencias para demostrar que ninguna es válida. Podemos considerar este procedimiento como un nihilismo ideológico.

Sus personajes son empujados hasta las últimas consecuencias de sus actos para ser finalmente destruidos por ellos, en cualquiera de las dimensiones de lo humano.

Los personajes son permanentemente maltratados psicológicamente por una situación o por las palabras, intenciones o actos de otros personajes; esto se lleva siempre a cabo en presencia de un testigo, ya sea delante de uno o varios personajes y delante del lector avisado de dicha estrategia del autor.