Dostoievski pensando en el suicidio: «Volverás a ellos o te suicidarás», le dijo Aliocha a su hermano Iván Karamazov.

lunes, abril 27, 2015



«... espero cumplir los treinta años; entonces haré trizas mi copa.

-¿Y los tiernos brotes, las tumbas queridas, el cielo azul, la mujer amada? ¿Cómo vivirás sin tu amor por ellos? -exclamó Aliocha con profundo pesar-.


¿Se puede vivir con un infierno en el corazón y en la mente?


Volverás a ellos o te suicidarás, ya en el límite de tus fuerzas.


-Hay en mí una fuerza que hace frente a todo -dijo Iván con una fria sonrisa.
-¿Qué fuerza?

-La de los Karamazov, la fuerza que nuestra familia extrae de su bajeza.

-Y que consiste en hundirse en la corrupción, en pervertir el alma propia, ¿no es así?

-Tal vez me libre de todo eso hasta los treinta años, y después...

-¿Cómo puedes librarte? Con tus ideas, no podrás.
-Podré obrando como un Karamazov.

-O sea, que «todo está permitido».

¿No es eso? Iván frunció las cejas y en su rostro apareció una palidez extraña.
-Ya veo que ayer cogiste al vuelo esta expresión que tan profundamente hirió a Miusov y que Dmitri repitió tan ingenuamente. Bien; ya que lo he dicho,

no me retracto: «todo está permitido».

Además, Mitia ha dejado esto bien sentado. Aliocha le miró en silencio.
-En vísperas de mi marcha, hermano -continuó Iván-, creía que no tenía en el mundo a nadie más que a ti; pero ahora veo, mi querido hermano, que ni siquiera en tu corazón hay un hueco para mí. Como no reniegue del concepto «todo está permitido», tú renegarás de mi, ¿no es así?»

Dostoievski, Los hermanos Karamazov

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