Stavrogin, el demonio, el doble y Dostoievski.
jueves, abril 02, 2015
«Y de pronto, brusca y lacónicamente, hasta el punto de que costaba trabajo entenderlo, le contó que
era víctima, sobre todo de noche, de cierta clase de alucinaciones;
que a veces veía o sentía junto a sí a un ser maligno, burlón y «racional»,
bajo varios aspectos y en diferentes caracteres, pero siempre el mismo, y añadió: «me pone furioso…». Estas revelaciones eran desatinadas y confusas; propias, en efecto, de un demente. Pero, por otra parte, Nikolai Vsevolodovich hablaba con una extraña franqueza, en él jamás vista, con tal sencillez impropia de él que parecía
como si su personalidad anterior se hubiera esfumado completa e inesperadamente.
No sentía la menor vergüenza en poner de manifiesto el terror con que hablaba de su espectro. Pero todo eso fue momentáneo y desapareció tan fugazmente como había aparecido.»
«Soy el mismo, bajo aspectos diferentes, y nada más.
Pero ya he usado esa… frase, no vaya a creer que sigo dudando y que
no estoy seguro de ser yo mismo, y no el demonio.
Tihon lo miró inquisitivamente.
—¿Y… de veras lo ve usted? —preguntó descartando así toda duda de que fuera, en efecto, una falsa y morbosa alucinación—. ¿De veras ve una especie de imagen?
—Es extraño que insista en eso, cuando ya le he dicho que la veo —la irritación de Stavrogin subía de punto con cada palabra—. ¡Claro que la veo!
La veo como lo estoy viendo a usted…
Y a veces la veo y no estoy seguro de verla, aunque la veo…; y a veces no estoy seguro de que la veo y no sé quién es real,
si yo o ella… »
«Y para resarcirle de mi grosería le diré en serio y sin empacho que
creo en el demonio,
que creo en él canónicamente, en un demonio personal, no alegórico.»
Dostoievski, Los Demonios.
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