La apocalipsis de Dostoievski
domingo, abril 05, 2015
«Le parecía ver el mundo entero asolado por un azote terrible y sin precedentes, que, procedente del fondo de Asia, se había abatido sobre Europa. Todos debían perecer, a excepción de unos pocos elegidos. Unas triquinas microscópicas, de una especie desconocida hasta entonces, se introducían en el organismo humano. Pero estos corpúsculos eran unos espíritus dotados de inteligencia y de voluntad. Los individuos infectados por ellos se convertían inmediatamente en desequilibrados y locos. Sin embargo, cosa extraña, nunca se habían creído los hombres tan sabios como entonces, tan seguros de poseer la verdad. Jamás habían tenido tanta confianza en la infalibilidad de sus juicios, de sus teorías científicas, de sus principios morales... Todos eran víctimas de la angustia e incapaces de entenderse entre sí. Cada cual, sin embargo, creía ser el único en poseer la verdad y se entristecía al contemplar a sus semejantes. Cada cual, al verlos, se golpeaba el pecho, se retorcía las manos y lloraba... No podían ponerse de acuerdo respecto a las medidas a adoptar, respecto al bien y el mal, y no sabían qué condenar o qué absolver. Se mataban entre sí en una especie de absurdo furor.»
Dostoievski, Crimen y castigo.
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