Derrida El centro de la estructura no es un lugar fijo sino una función
sábado, enero 04, 2014
"Sin embargo el centro cierra también el juego que él mismo abre y hace posible.
En cuanto centro, es el punto donde ya no es posible la sustitución de los
contenidos, de los elementos, de los términos. En el centro, la permutación
o la transformación de los elementos (que pueden ser, por otra parte,
estructuras comprendidas en una estructura) está prohibida. Por lo menos
ha permanecido siempre prohibida (y empleo esta expresión a propósito).
Así, pues, siempre se ha pensado que el centro, que por definición es único,
constituía dentro de una estructura justo aquello que,
rigiendo la estructura, escapa a la estructuralidad.
Justo por eso, para un pensamiento clásico de la estructura, del centro puede
decirse, paradójicamente, que
está dentro de la estructura y fuera de la estructura.
Está en el centro de la totalidad y sin embargo, como el centro
no forma parte de ella,
la totalidad tiene su centro en otro lugar. El centro no es el centro.
El concepto de estructura centrada -aunque representa la coherencia misma,
la condición de la episteme como filosofía o como ciencia- es contradictoriamente
coherente. Y como siempre, la coherencia en la contradicción expresa la fuerza
de un deseo. El concepto de estructura centrada es, efectivamente, el concepto
de un juego fundado, constituido a partir de una inmovilidad fundadora y de una
certeza tranquilizadora, que por su parte se sustrae al juego. A partir de esa
certidumbre se puede dominar la angustia, que surge siempre de una determinada
manera de estar implicado en el juego, de estar cogido en el juego, de existir
como estando desde el principio dentro del juego. A partir, pues, de lo que
llamamos centro, y que, como puede estar igualmente dentro que fuera,
recibe indiferentemente los nombres de origen o de fin, de arkhéode telos, ..."
"Si esto es así, toda la historia del concepto de estructura,
antes de la ruptura de la que hablábamos, debe pensarse como una serie
de sustituciones de centro a centro, un encadenamiento de determinaciones
del centro. El centro recibe, sucesivamente y de una manera regulada, formas
o nombres diferentes. La historia de la metafísica, como la historia de Occidente,
sería la historia de esas metáforas y de esas metonimias. Su forma matriz sería
-y se me perdonará aquí que sea tan poco demostrativo y tan elíptico, pero es
para llegar más rápidamente a mi tema principal- la determinación del ser como
presencia en todos los sentidos de esa palabra. Se podría mostrar que todos los
nombres del fundamento, del principio o del centro han designado siempre
lo invariante de una presencia (eidos, arché, telos, energeia, ousía [esencia,
existencia, sustancia, sujeto], aletheia, trascendentalidad, consciencia, Dios,
hombre, etc.)."
"Desde ese momento ha tenido que pensarse la ley que regía de alguna manera
el deseo del centro en la constitución de la estructura, y el proceso de la
significación que disponía sus desplazamientos y sus sustituciones bajo
esta ley de la presencia central; pero de una presencia central que no ha sido
nunca ella misma, que ya
desde siempre ha estado deportada fuera de sí en su sustituto.
El sustituto no sustituye a nada que de alguna manera le haya pre-existido. A partir
de ahí, indudablemente
se ha tenido que empezar a pensar que no había centro,
que el centro no podía pensarse en la forma de un ente-presente,
que el centro no tenía lugar natural,
que no era un lugar fijo sino una función,
una especie de no-lugar en el que se representaban sustituciones de signos
hasta el infinito.
Este es entonces el momento en que el lenguaje invade el campo problemático
universal; este es entonces el momento en que,
en ausencia de centro o de origen, todo se convierte en discurso
-a condición de entenderse acerca de esta palabra-, es decir, un sistema en
el que el significado central, originario o trascendental no está nunca
absolutamente presente fuera de un sistema de diferencias. La ausencia
de significado trascendental extiende hasta el infinito el campo y el juego
de la significación."
Jacques Derrida LA ESTRUCTURA, EL SIGNO Y EL JUEGO EN EL DISCURSO DE LAS CIENCIAS HUMANAS
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