Derrida La problemática del Tiempo como concepto en la filosofía occidental

jueves, enero 09, 2014





"3.  De  acuerdo  con  un  gesto  fundamentalmente  griego,
esta  determinación hegeliana del tiempo permite pensar el presente,

la forma misma del tiempo, como eternidad.

Esta no es la abstracción negativa del tiempo, el no-tiempo, lo fuera-del-tiempo.

Si la forma elemental del tiempo es el presente,
la eternidad no podría estar fuera del tiempo

sino permaneciendo fuera de la presencia;

no sería presencia; vendría antes o después del tiempo

y volvería a ser, por esto, una modificación temporal.

Se haría de la eternidad un momento del tiempo.

Todo lo que en el hegelianismo recibe el predicado de eternidad (la Idea,
el Espíritu, lo Verdadero, etc.) no debe, por lo tanto, ser pensado fuera del
tiempo (y tampoco en el tiempo).

La eternidad como presencia no es temporal ni intemporal.

La presencia es la intemporalidad en el tiempo o el tiempo en la intemporalidad:

he aquí, tal vez, lo que hace imposible una temporalidad originaria.
La eternidad es otro nombre de la presencia del presente. Hegel distingue
también esta presencia del presente como ahora. Distinción análoga pero
no idéntica a la que propone Heidegger, pues apela a la diferencia entre lo
finito y lo infinito. Diferencia intra-óntica, diría Heidegger; y es aquí, en efecto,
donde debería residir toda la cuestión."



“Lo real (das Reelle) es, ciertamente, diferente del tiempo,
pero también esencialmente idéntico a él.

Está limitado (beschränkt), y lo otro, respecto de esta negación,
está fuera de él.

La determinación es, pues, exterior a él,

y de allí viene la contradicción de su ser;

la abstracción de la exterioridad de su contradicción y de la inquietud
(Unruhe) de ésta es el tiempo mismo. Por ello lo finito es pasajero y temporal,
porque no es, como el concepto, en sí mismo la negatividad total... Pero el
concepto, en su identidad existiendo libremente para sí, como

Yo = Yo, es en sí y para sí la negatividad y libertad absolutas;

el tiempo no es, pues, su potencia

como tampoco (el concepto) está en el tiempo y no es un ente temporal

(ein Zeitliches), sino que es más bien la potencia del tiempo
(die Macht der Zeit) en tanto ésta es solamente esa negatividad como
exterioridad. Sólo lo natural está, por tanto, sometido al tiempo, en tanto
es finito; en cambio, lo verdadero, la idea, el espíritu, es eterno.
Pero el concepto de eternidad no debe ser captado negativamente
como la abstracción del tiempo, de suerte que existiera, por decirlo así,
fuera de él (del tiempo); y no hay que entenderlo en el sentido de que la
eternidad vendría después del tiempo; se haría, entonces,
de la eternidad un futuro, un momento del tiempo” (& 258)."



“El tiempo no es algo que exista por sí (en sí)
o que pertenezca a las cosas como determinación objetiva
y que por ello  persistiese  si  se  hiciera  abstracción  de  todas
las  condiciones  subjetivas  de  su intuición”.



"... la representación del tiempo mismo es una intuición,

puesto que todas sus relaciones se dejan expresar por una intuición externa”.



"El tiempo no es (entre los entes).

Es nada porque es tiempo,

es decir, ahora pasado o futuro.

El es decir supone aquí que yo tengo alguna anticipación de lo que es el tiempo,
a saber, lo no-presente en la forma del ahora pasado o por venir. El ahora actual
no es el tiempo porque es presente; el tiempo no es (ente) en tanto que no es
(presente)."



"Esto significa que si, en apariencia, se puede demostrar que

el tiempo es no-ser (no-ente),

es porque ya se ha determinado el origen y la esencia del no-ser como tiempo,
como no-presente en la forma del “no todavía” o del “no más”. Ha sido necesario,
por lo tanto, apelar al tiempo, a una pre-comprensión del tiempo -y, en el discurso,
a la evidencia y al funcionamiento de los tiempos del verbo- para decir el no-ser del
tiempo. Se ha operado ya, sin descubrirlo, en el horizonte del sentido del tiempo
para poder pensar

el no-ente como no-presente y el ente como presente.

Se ha determinado temporalmente el ente como ente-presente para poder
determinar el tiempo como no-presente y no-ente.

¿Qué  se  dice,  en  efecto  dià  tôn  etsoterikôn  lógon?:

“que  (el  tiempo)  no  es absolutamente o que es apenas y débilmente”...

“Por una parte ha sido y no es más (gégone kaì ouk ésti);

por otra, será y no es todavía (méllei kai óuto estín).

Tales son los componentes del tiempo, del tiempo infinito (ápeiros) y
del tiempo considerado en su retorno incesante (aei lambanómenos).
Ahora bien, parece imposible que lo que admite no-entes en su composición
participe de la “estandidad” (ousía)”.

El mè ón, el no-ser del tiempo no es, pues, accesible más que a partir del ser
del tiempo. No se puede pensar el tiempo como nada sino según los modos
del tiempo, el pasado y el futuro.

El ente es el no-tiempo, el tiempo es el no-ente

en la medida en que ya, secretamente, se ha determinado el ente como presente,
la “estandidad” (ousía ) como presencia. En tanto ente es sinónimo de presente,

es lo mismo decir no-ser y decir tiempo.

El tiempo es, entonces, la manifestación discursiva de la negatividad ..."


"El tiempo es, pues, “el concepto puro concibiéndose a sí mismo”




"No cabe, pues, poner en relación el espacio y el tiempo,
pues cada uno de los dos términos solamente es lo que no es
y sólo consiste, ante todo, en la comparación misma."


"Y esta observación, que estaría de acuerdo con ese pasaje de la nota de Heidegger
si ésta no denunciara precisamente un límite de la revolución bergsoniana:

“A lo largo de toda la historia de la filosofía, el tiempo y el espacio han sido puestos
en el mismo rango y tratados como cosas del mismo género.

Se estudia entonces el espacio, se determina su naturaleza y su función,
después se trasportan  al  tiempo  las  conclusiones  obtenidas."



Jacques Derrida TIEMPO Y PRESENCIA (OUSÍA Y GRAMMÉ)

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