Kafka: "me fundo en uno con ellas"
sábado, marzo 22, 2014
"4 de enero. Sólo por vanidad me gusta tanto leerles cosas a mis hermanas (hasta el punto de que hoy, por ejemplo, se ha hecho demasiado tarde para escribir). No es que esté convencido de que con la lectura pueda alcanzar algo significativo; más bien me domina simplemente el ansia de adentrarme tanto en las excelentes obras que les leo, que junto a ellas, no sólo por mis méritos, sino por la simple atención suscitada por lo leído, y ciega a lo no esencial, ante mis expectantes hermanas,
me fundo en uno con ellas,
y por esta razón, bajo los efectos encubridores de la vanidad, puedo participar también como una causa en todo el influjo que la obra ha ejercido por sí misma. De ahí que, ante mis hermanas, lea también de un modo realmente maravilloso, que acentúe en ciertos momentos con una precisión que mi sensibilidad cree perfecta, porque así me veo recompensado con creces, no sólo por mí mismo, sino también por mis hermanas.
Pero si leo ante Brod, o Baum, u otros, mi lectura les parecerá espantosamente mala, a causa de mis pretensiones de ser alabado, aun cuando nada sepan de la bondad de mis habituales lecturas; porque en este caso veo que
el oyente mantiene la separación entre yo y lo leído;
no puedo fundirme totalmente con el texto
sin que, en mi opinión (que no puede esperar ayuda alguna del oyente), resulte ridículo; ando revoloteando con la voz en torno a las palabras leídas; intento, puesto que así lo desean, penetrar en tal o cual aspecto, pero no lo pretendo seriamente,
porque tampoco lo esperan de mí;
lo que realmente esperan: que lea tranquilo y distante, sin vanidad, y que sólo me apasione cuando mi propia pasión lo exija, es algo que no puedo conseguir; pero aunque creo haberme acostumbrado a ello y me resigno por tanto a leer mal ante todo el mundo, excepto ante mis hermanas, mi vanidad (que en este caso no tendría razón de ser) se demuestra en el hecho de que me siento ofendido si alguien objeta algo a lo leído, me ruborizo y quiero continuar leyendo en seguida,
del mismo modo que, una vez he empezado a leer, aspiro a continuar leyendo indefinidamente,
con el inconsciente deseo de que, en el transcurso de la prolongada lectura se produzca al menos el falso y vanidoso
sentimiento de la unidad con el texto leído;
olvido en este caso que nunca tendré la suficiente energía instantánea para incidir con mi sensibilidad en la clara visión del oyente, y que en mi casa son siempre mis hermanas las que empiezan con la anhelada confusión."
Kafka
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