El taller literario privado de Kafka
domingo, marzo 16, 2014
«He presentado la obra
y me parece bien lograda.
Desde afuera sólo se ve un gran agujero
que en realidad no conduce a ninguna parte, ya que a los pocos pasos se tropieza con roca.
No quiero jactarme de haber ejecutado
esta treta en forma deliberada;
es más bien el sobrante de uno de los numerosos y vanos intentos
de construcción,
pero, finalmente, me pareció ventajoso
dejar este agujero sin rellenar.
Desde luego hay astucias que, por sutiles,
se aniquilan por sí solas, eso lo sé mejor que nadie, e indudablemente constituye una audacia llamar la atención con este agujero sobre la posibilidad de que aquí exista algo
digno de ser investigado.
Sin embargo, se equivoca quien crea que soy cobarde y que sólo por cobardía ejecuto la obra.
A unos mil pasos de este agujero se halla, cubierto por una capa de musgo suelto, el verdadero acceso,
tan bien asegurado como puede estarlo algo en el mundo;
naturalmente, alguien podría pisar el musgo o levantarlo;
entonces mi obra quedaría al aire
y quien tuviera ganas —nótese, sin embargo, que
se requerirían dotes no demasiado frecuentes—
podría penetrar y destruirlo todo para siempre»
Kafka
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