¡Te condeno a morir ahogado! Georg se sintió arrojado de la habitación. Georg se había esfumado.
domingo, marzo 02, 2014
"Elevó el tono de voz:
–Y ahora sabes que hay otras cosas además de ti, hasta ahora sólo te han interesado tus asuntos. Y aunque es cierto que eras un niño inocente, también es cierto y más, que eras un ser diabólico.
Y por lo mismo, escúchame: ¡Te condeno a morir ahogado!
Georg se sintió arrojado de la habitación. Llevaba aún en los oídos el sonido del golpe con el que su padre se dejó caer sobre la cama. Bajó la escalera, como si se tratara de un terreno inclinado, y tropezó con la criada que se disponía a subir para hacer la limpieza matutina de la casa.
–¡Jesús! –gritó ella, y se cubrió la cara con le delantal, pero Georg se había esfumado.
Cruzó corriendo la carretera, en dirección del agua. Se aferró a la baranda, como un hambriento a su comida. La saltó, como debía hacerlo el distinguido atleta que para orgullo de sus padres fue en sus años juveniles. Se sostuvo colgado todavía un instante, con manos cada vez más débiles; espió entre la baranda a un autobús que se acercaba, y que ensordecería el ruido de su caída, y exclamó en voz baja: "Queridos padres, a pesar de todo, os he querido siempre", y se dejó caer.
En ese momento una interminable fila de automóviles transitaba por el puente."
Kafka
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