Yo común
jueves, marzo 06, 2014
"Las afirmaciones de Kafka en el Diario sobre su compromiso de boda, de que estuvo atado como un criminal, y que si le hubiesen puesto en un rincón con cadenas de verdad no habría sido peor, deben leerse a beneficio de inventario, pues es difícil saber
que hay en él de verdad y de fantasía,
ya que como casi todo lo de Kafka es una fina aleación de ficción y realidad.
Semanas atrás, Kafka menciona en el Diario “las cadenas de Dostoievski”, y el apunte del Diario inmediatamente anterior al del compromiso de boda, nos informa que Kafka leyó, quizás el día anterior, una carta de Dostoievski a su hermano sobre la vida en el penal, en la que podemos estar seguros que Dostoievski habla de las cadenas que llevaba en Siberia como un criminal.
De nuevo Kafka el imitador
o, para decirlo en otros términos: Kafka escribió el apunte sobre el compromiso matrimonial impregnado del espíritu de Dostoievski."
"Era tal el encanto que los sueños de la obra de Dostoievski ejercían sobre Kafka, que incluso sueños que trae como propios en los diarios, en realidad son sueños o pasajes de obras del escritor ruso."
"Estaba grave Kafka. Y durante casi dos años más estuvo en ese estado de suspensión, de ingravidez, sin poder tocar piso, hasta que se le ocurrió que necesitaba un contacto más estrecho con sus maestros, y se decidió, por fin, a hacer algo que tenía como un mandato obligatorio, y que venía aplazando desde muchos años atrás: viajar a Weimar, el templo sagrado de la literatura alemana, para llevar una ofrenda a sus maestros Goethe y Schiller, a los que venía leyendo con fervor desde hacía un año, preparándose para el viaje.
Necesitaba ser Goethe, necesitaba ser Schiller,
respirar el aire que ellos respiraron, caminar por las mismas calles, ver los mismos árboles que vieran ellos antaño, entrar en contacto con los objetos que habían hecho parte de sus vidas. En síntesis,
necesitaba ser ellos, como cuando tartamudeaba a lo Kleist, o soñaba con ser un piel roja a lo Flaubert."
"El modelo de vida preferido de Kafka era Flaubert;
si examináramos detenidamente las vidas de estos dos hombres, encontraríamos muchas coincidencias.
Brod recuerda que cuando Kafka leía a Flaubert, lo hacía “con lágrimas en los ojos”, "parecía Flaubert resucitado”. A los diecinueve años, Flaubert cree que cuando termine sus estudios de leyes saldrá de su país y será turco en Turquía, o mulero en España o camellero en Egipto.
Lo mismo Kafka, que cree que cuando termine sus estudios de leyes se irá a países exóticos donde podrá ver desde la ventana de su oficina campos de caña de azúcar o cementerios mahometanos.
Kafka pensaba como Flaubert:
«algún día me iré a vivir muy lejos de aquí, y jamás volverán a tener noticias de mí».
Entonces como a Flaubert le gustaba afirmar que tenia sangre de piel roja en sus venas, Kafka compuso este poema que aparece en su primer libro Contemplación:
El deseo de ser piel roja (1909-1910)
"Ah, si uno pudiera ser un piel roja, siempre alerta, cabalgando sobre un caballo veloz, a través del viento, constantemente sacudido sobre la tierra estremecida, hasta arrojar las espuelas, porque no hacen falta espuelas, hasta arrojar las riendas, porque no hacen falta las riendas, sin apenas ver ante sí que el campo es una pradera rasa, habrían desaparecido las crines y la cabeza del caballo.""
"Kafka, pues, se decide a salir de nuevo, con plena conciencia, como don Quijote,
para obedecer a la vocación de imitador"
"Con objeto de poder comentar las fotos, Felice Bauer dejó de comer, y cuando Brod hizo una observación sobre la comida, dijo ella que nada le resultaba tan odioso como las personas que no paran de comer, una clara alusión a la glotonería de Brod, que muestra un rasgo de la personalidad de Felice, la franqueza, que le permitía dar su opinión sobre cualquier cosa sin muchas arandelas."
"En un momento, la conversación dio un giro y se empezó a hablar sobre palizas y hermanos y hermanas, y Felice contó que cuando era pequeña sus hermanos y sus primos le pegaban de lo lindo, y que contra esto ella se había sentido inerme. Se pasó la mano por el brazo izquierdo, el cual, según ella, en aquellos tiempos se hallaba cubierto de cardenales. No tenía, sin embargo, aire quejumbroso, y a Kafka le era imposible, aunque sin tener muy claro por qué, imaginar cómo había podido nunca nadie osar pegarle, aunque Felice sólo fuera entonces una niña, lo que nos habla del concepto que esa noche Kafka se formó de Felice, de una mujer fuerte y decidida, como ciertamente era."
"Pero sin duda, lo que más impresionó a Kafka de la muchacha berlinesa, fue que dijo que le gustaba copiar manuscritos, que, de hecho, en Berlín copiaba manuscritos para alguien, y pidió a Brod que le enviara los suyos. Fue tal el asombro de Kafka, que dio un golpe sobre la mesa."
"Kafka había llevado esa tarde, casualmente, un ejemplar de Palestina y, por supuesto, surgió el tema del viaje a Palestina, y entonces los recién conocidos
se dieron la mano para sellar la promesa de viajar juntos el año siguiente a Palestina.
Mientras sonaba el piano, Kafka, que estaba sentado detrás de Felice, de lado, fantaseaba observándola cruzar las piernas y darse coqueta repetidos toquecitos a su peinado. Una variante de esta escena la traerá Kafka al capítulo de El proceso en el que Josef K. y Fräulein Bürstner conversan en la habitación de esta señorita. Lo único que le desagradó a Kafka de Felice esa noche durante la velada fue un comentario que hizo cuando el señor director, padre de Brod, trajo un libro con ilustraciones para mostrarle a Goethe en calzoncillos. Felice dijo: «Sigue siendo un rey, en calzoncillos», y el desagrado que Kafka sintió por esta observación, le hizo sentir casi una opresión en la garganta."
"El padre de Brod y Kafka acompañaron a Felice al hotel, y nada más llegar a la calle, Kafka cayó en uno de sus frecuentes estados crepusculares."
GUILLERMO SÁNCHEZ TRUJILLO
EL ENIGMA DE LOS MANUSCRITOS
DESCIFRAMIENTO DE EL PROCESO DE FRANZ KAFKA
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