Charlotte Brontë Presagios La Naturaleza avisa con señales amenazantes
sábado, febrero 01, 2014
"Una noche de febrero —lo recuerdo bien— se oyó una voz cerca de la casa de la
señorita Marchmont; la escucharon todos sus habitantes, pero, quizá, sólo supo
interpretarla una persona. Después de un tranquilo invierno, las tormentas
señalaban el comienzo de la primavera. Había acostado a la señorita Marchmont
y cosía sentada junto al fuego. El viento azotaba las ventanas: no había dejado de
ulular en todo el día. Pero, al oscurecer, adquirió un tono nuevo, un acento agudo
y penetrante, casi perceptible para el oído. Una queja desconsolada y lastimera,
crispante para los nervios, vibraba en cada nueva ráfaga. —¡Silencio! —musité
con nerviosismo, dejando la labor e intentando en vano que mis oídos no oyeran
aquel gemido sutil y penetrante.
Había oído aquel mismo lamento con anterioridad, y una observación forzosa
me había llevado a elaborar una teoría sobre lo que presagiaba.
En tres ocasiones a lo largo de mi vida, los acontecimientos me habían enseñado
que aquellos extraños sonidos en medio de la tormenta, aquel grito inquieto y
desesperado, anunciaban la llegada de una atmósfera muy poco propicia para
la vida. Estaba convencida de que un viento del este jadeante, lloroso,
atormentado, lastimero, era a menudo heraldo de enfermedades epidémicas.
De ahí surgía, deduje, la leyenda de Banshee. Creía haber notado, asimismo
(aunque no era lo bastante avezada en filosofía para saber si existía alguna
relación entre esas circunstancias), que a menudo teníamos noticia
al mismo tiempo de graves actividades volcánicas en lejanos lugares, o de ríos
que se desbordaban repentinamente, o de extrañas mareas que inundaban con
furia las costas bajas. «Nuestro planeta —me decía— parece desgarrarse y
sumirse en el caos en esos períodos; los débiles desaparecen bajo el aliento
abrasador de los volcanes llameantes.»
Yo escuchaba, temblando; la señorita Marchmont dormía. Alrededor de la
medianoche, la tormenta amainó, y media hora más tarde reinaba un silencio
sepulcral. El fuego, convertido en rescoldos, se avivó con intensidad. Noté un
cambió en el aire y agucé los sentidos. Alcé persiana y cortina para mirar por
la ventana, y vi en las estrellas el acerado brillo de una intensa helada."
Charlotte Brontë VILLETTE
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