Henry Miller y el dinero
sábado, febrero 22, 2014
"Era quisquilloso en relación con mi independencia, lo que llamaba mi indiferencia. Si me veía obligado a pedirle un poco de pasta, se mostraba encantado. Eso le proporcionaba la oportunidad de echarme un sermoncito sobre la amistad. «Así, que, ¿tú también necesitas dinero?», decía con una gran mueca de satisfacción que se le extendía por toda la cara. «Así, que, ¿también el poeta tiene que comer? Vaya, vaya... tienes suerte de haber recurrido a mí, Henry, muchacho, porque te aprecio, te conozco, hijoputa sin corazón. Claro que sí, ¿cuánto quieres? No tengo mucho, pero lo dividiré contigo. Creo que es bastante justo, ¿no? ¿O acaso crees, cacho cabrón, que debería dártelo todo y salir a pedir algo prestado para mí? Supongo que quieres una buena comida, ¿eh? Huevos con jamón no sería bastante bueno, ¿verdad? Supongo que te gustaría que cogiera el coche y te llevase al restaurante también, ¿eh? Oye, levántate de esa silla un momento... quiero ponerte un cojín bajo el culo. Bien, hombre, bien; así, que, ¿estás sin blanca? Joder, siempre estás sin blanca... no recuerdo haberte visto nunca con dinero en el bolsillo. Oye, ¿no te sientes nunca avergonzado de ti mismo? Tú hablas de esos vagos con los que me junto... pero, mire usted, señor mío, esos tipos nunca vienen a sacarme diez centavos como tú. Tienen más orgullo... preferirían robarlo a darme un sablazo. Pero, tú, la hostia, tú estás lleno de ideas presuntuosas, tú quieres reformar el mundo y todas esas gilipolleces... no quieres trabajar por dinero, no, tú no... esperas que alguien te lo entregue en bandeja de plata. ¡Venga, hombre! Tienes suerte de que haya tipos como yo que te entienden. Tienes que dejar de engañarte, Henry. Estás soñando. Todo el mundo quiere comer, ¿no la sabes? La mayoría de la gente está dispuesta a trabajar para comer... no se quedan todo el día en la cama como tú y después se ponen los pantalones de repente y recurren al primer amigo que esté a mano. Supongamos que yo no estuviera aquí, ¿qué habrías hecho? No respondas... sé lo que me vas a decir. Pero, escucha, no puedes seguir toda tu vida así. Desde luego, tienes un pico de oro... da gusto oírte. Eres el único tipo que conozco con el que disfruto hablando realmente, pero, ¿adonde te conducirá eso? Un día de éstos te van a encerrar por vagancia. Eres un vago y nada más, ¿lo sabes? Ni siquiera vales lo que esos otros vagos sobre los que me sermoneas. ¿Dónde estás, cuando me encuentro en un apuro? No hay forma de encontrarte. No contestas a mis cartas, no coges el teléfono, hasta te escondes a veces cuando voy a verte. Oye, ya sé... no tienes que explicarme. Sé que no quieres oír mis historias todo el tiempo. Pero, joder, a veces tengo que hablarte realmente. Claro, que te la trae floja. Mientras estés protegido de la lluvia y te eches otra comida para el cuerpo, eres feliz. No piensas en tus amigos... hasta que no estás desesperado. Esa no es forma de comportarte, ¿SÍ o no? Di que no y te daré un dólar. Me cago en la leche puta, Henry, eres el único amigo auténtico que tengo, pero eres un hijoputa sinvergüenza, si es que sé lo que me digo. Eres un hijoputa gandul de nacimiento, eso es lo que eres. Prefieres morirte de hambre a dedicarte a algo útil...»"
"Te dejas llevar por la corriente, minuto a minuto. A veces pienso que te va muchísimo mejor que a cualquiera de nosotros, aunque seas un asqueroso hijoputa, traidor y ladrón. Cuando estoy contigo, el día parece pasar como un sueño. Oye, ¿entiendes a lo que me refiero, cuando digo que tengo que verte a veces? Me vuelvo loco estando solo todo el tiempo. ¿Por qué ando tanto tras las gachís? ¿Por qué juego a las cartas toda la noche? ¿Por qué me junto con esos vagos del Point? Necesito hablar con alguien, eso es lo que pasa.»"
Henry Miller
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