Kafka, las luces de la noche
viernes, febrero 28, 2014
"Al anochecer, en la oscuridad de mi cuarto, en el canapé. ¿Por qué se tarda
algún tiempo en identificar un color, y luego, cuando la comprensión ha dado
el giro decisivo, uno queda siempre inmediatamente convencido de estar viendo
dicho color? Si, desde fuera, la luz de la antesala y la de la cocina actúan
simultáneamente sobre el vidrio de la puerta, inunda la estancia una luz verdosa,
mejor dicho (para no menoscabar la impresión exacta), una luz verdosa que casi
llega a la parte inferior de los cristales. Si se apaga la luz de la antesala y sólo se
deja la luz de la cocina, entonces el cristal más próximo a la cocina se vuelve azul
marino, el otro azul blanquecino, tan blanquecino que se disuelve todo el dibujo en
el vidrio opaco (amapolas estilizadas, zarcillos, diversos rectángulos y hojas).
Las luces y sombras proyectadas desde abajo por la luz eléctrica de la calle y el
puente sobre las paredes y el techo son desordenadas, en parte deterioradas,
superpuestas y difíciles de distinguir. Precisamente cuando instalaron los faroles
de arco voltaico abajo y cuando fue amueblada esta habitación, no hubo ninguna
ama de casa que tuviese en cuenta el aspecto que tendría mi habitación a esta
hora, desde el canapé y sin encender la luz. El resplandor que proyecta sobre el
techo el tranvía eléctrico que pasa por abajo se desplaza blanquecino, vaporoso
y con mecánicas sacudidas a lo largo de una de las paredes y del techo,
quebrándose en el ángulo. — El globo terráqueo se alza frente al primer reflejo,
fresco y pleno, de la iluminación callejera, sobre la cómoda, cuya parte superior
aparece bañada en una diáfana luz verdosa; el globo tiene un punto brillante en
su curva superficie y un aspecto como si el resplandor fuese excesivo para él,
aunque la luz se desliza sobre su tersura y lo deja más bien pardusco, como
una manzana de cuero. — La luz de la antesala envía un resplandor que ocupa
una gran extensión en la pared, pasando por encima de la cama; queda delimitado
por la cabecera que forma una línea ondulada, la cual parece, en este momento,
oprimir la cama hacia abajo, ensanchar los postes y elevar el techo de la estancia."
Kafka
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