Kafka, "su existencia hecha en general de remiendos" "en este mundo que se desintegra" "porque sólo puede vivir como un ermitaño o como un parásito"

viernes, febrero 28, 2014


 «Bueno, yo me largo, voy a subir la escalera, aunque sea dando volteretas. De las personas reunidas me prometo todo lo que echo en falta, especialmente la organización de mis fuerzas, a las que no basta una agudización como la que supone la única posibilidad para este soltero en medio de la calle. Es cierto que éste se da ya por satisfecho con que aguante su cuerpo, por cierto nada presentable,

con asegurar sus dos comidas diarias,

con evitar influencias de otras personas, en una palabra, con mantener tantas cosas como sea posible

en este mundo que se desintegra."

"Por tanto,

su personalidad es suicida, sólo tiene dientes para la propia carne, y carne para los propios dientes.

Porque, sin tener un centro, sin tener una profesión, un amor, una familia, una renta, es decir, sin enfrentarse al mundo en lo importante

(sólo como intento, naturalmente), sin aturdido pues, en cierto modo, a base de un gran complejo de bienes de propiedad, uno no puede preservarse de unas pérdidas momentáneamente destructoras. Este soltero, con sus ropas exiguas, su arte de orar, sus huesos persistentes, su temida vivienda de alquiler,

su existencia hecha en general de remiendos,..."

"Y me basta con sentir ese fondo ininterrumpidamente durante un solo cuarto de hora,

y ya el mundo ponzoñoso fluye en mi boca como el agua en la boca del que se ahoga."


"Pero el soltero no tiene nada ante él, y por ello tampoco tiene nada detrás.
En este momento no hay diferencia, pero el soltero no tiene más que este momento.
En aquella época que hoy nadie puede conocer, porque nada puede estar tan
aniquilado como aquella época, en aquella época cometió su error, cuando
sintió de un modo constante que tocaba su propio fondo, como cuando
percibimos de pronto en nuestro cuerpo una úlcera que hasta ese momento
fue lo más insignificante de nuestro cuerpo, ni siquiera lo más insignificante,
porque no parecía existir aún, y ahora es más que todo lo que poseíamos en
el cuerpo desde nuestro nacimiento. Si hasta entonces, con toda nuestra
persona, nos concentrábamos en el trabajo de nuestras manos, en lo que
veían nuestros ojos, en lo que oían nuestros oídos, en los pasos de nuestros
pies, ahora nos orientamos de pronto hacia lo diametralmente opuesto,
como una veleta en la montaña."


 "Entonces, en lugar de escapar corriendo, aunque fuese en esta última
dirección, porque sólo la huida podía mantenerle sobre las puntas de los
pies, y sólo las puntas de los pies podían mantenerle en el mundo, en lugar
de hacer eso, se acostó como, durante el invierno, se tienden los niños aquí
y allá, sobre la nieve, para morir de frío."


"...el hombre queda desde este momento fuera de nuestro pueblo,
fuera de nuestra humanidad, hambriento ya para siempre, sólo le
pertenece el momento, el momento incesante de la pena, al que no
sigue ni un solo destello de un momento de alivio, sólo una cosa le
queda para siempre: sus dolores, pero en todo el ámbito del Universo
no hay ninguna otra cosa que pueda utilizar como medicina, no le queda
otro suelo que el que necesitan sus dos pies, ni otro sostén que el que
abarcan sus dos manos, es decir, le queda mucho menos que al
trapecista de variedades, bajo el cual, al menos, han tendido una red."


"...y el final del futuro ha sido vivido ya realmente con todos nuestros suspiros
y se ha vuelto pasado. Así se cierra casi este círculo, por cuyo borde caminamos.
Ahora bien, este círculo nos pertenece sin lugar a dudas, pero nos pertenece tan
sólo mientras nos atenemos a él; basta con que nos desviemos un poco, en
cualquier ensimismamiento, en una distracción, un susto, un asombro, una
lasitud, para que lo perdamos ya en los espacios; hasta ese momento, teníamos
la nariz metida en el fluir de los tiempos, ahora nos rezagamos, antes éramos
nadadores, hoy somos paseantes, y estamos perdidos.

Quedamos, pues, fuera de la ley, nadie lo sabe y sin embargo todos nos tratan
como si lo supieran."

"Tan pronto se apoya uno en esta pared como en aquella otra, y así la ventana se desplaza alrededor de uno."



"Parece que mi esencia protectora se ha disuelto en esta ciudad; 
me sentía muy bien en los primeros tiempos, porque tal disolución 
se produce como una apoteosis en la que todo lo que nos mantiene vivos 
se nos escapa volando, pero mientras escapa, nos ilumina por última vez 
con su luz humana."


"De esta suerte preferiría enfrentarse con todo el mundo, porque sólo puede 
vivir como un ermitaño o como un parásito. Si sólo es un ermitaño por 
obligación, cuando esta obligación es vencida de pronto por fuerzas que 
le son desconocidas, se convierte ya en un parásito que recurre a la 
insolencia en cuanto puede. Por descontado, nada en el mundo puede 
ya salvarle, y así, ante su conducta, se puede pensar en el cadáver de un 
ahogado que, arrastrado a la superficie por una corriente, choca con un 
nadador cansado, le pone las manos encima e intenta agarrarse. El cadáver 
no vuelve a la vida y ni siquiera puede ser puesto a salvo, pero puede hundir 
al hombre consigo."


"No volveré a abandonar este diario. Debo mantenerme aferrado a él,
porque no puedo aferrarme a otra cosa. Me gustaría explicar el sentimiento
de felicidad que, de vez en cuando, siento en mi interior, como ahora,
precisamente. Es en verdad algo efervescente, que me llena del todo
con un ligero y agradable estremecimiento y me convence de que tengo
unas aptitudes de cuya inexistencia puedo convencerme en cualquier
instante, también ahora, con toda seguridad."


"Puesto que, al parecer, estoy acabado del todo —durante el año pasado no he
estado nunca despierto más de cinco minutos seguidos—, habré de desear cada
día verme fuera del mundo, o bien, sin que pueda encontrar tampoco en ello la
más moderada esperanza, deberé empezar desde el principio, como una criatura.

Externamente, esto me resultará más fácil que antes. Porque, en aquellos tiempos,
apenas si me esforzaba aún, con un vago presentimiento, por dar una descripción
que estuviese vinculada, palabra por palabra, a mi vida, que pudiese apretar contra
mi pecho y que me arrebatase de donde estoy.

¡Con qué aflicción (de todos modos no comparable a la de ahora) empecé! ¡Qué frío me persiguió días y días, desde las palabras escritas! ¡Qué grande era el peligro y con qué escasas interrupciones operaba, para que no sintiera aquel frío en absoluto, lo que no disminuía mucho, en conjunto, mi desdicha!"

Kafka

You Might Also Like

0 comments

Popular Posts

Like us on Facebook

Flickr Images