Heinrich von Kleist
sábado, febrero 15, 2014
"Son interrogantes para los que incesantemente buscará respuesta con un desasosiego interno que le llevará, en los últimos diez años de su vida, a recorrer errante los caminos de Europa, desplazándose continuamente de un lugar a otro, sin encontrar asiento definitivo."
"«la divinidad que hay en nosotros»."
"La búsqueda de la felicidad, así, se convierte en un «deber sagrado», que no puede realizarse sin un conocimiento cabal de cuál es
la misión para la que se ha nacido."
Su timidez, su tartamudeo, su incapacidad para la charla intrascendente y convencional le conducen al aislamiento.
«Ay, Ulrike, no encajo entre las gentes, es una triste verdad, pero una verdad; y si he de decirlo sin rodeos, la razón es ésta: no me gustan».
La crisis de identidad se agudiza. Kleist pretende saber desesperadamente cuál es su «misión».
«Decidí no salir de la habitación hasta que hubiese tomado una decisión sobre un plan de vida; pero pasaron ocho días y al final tuve que abandonar la habitación sin haber decidido nada»."
"Kleist, que empieza a escribir el ensayo Uber die allmcihliche Verfertigung der Gedanken beim Reden (Sobre la paulatina elaboración de los pensamientos al hablar)."
"En estos meses termina El cántaro roto, trabaja en Amphitryon y Pentesilea y concluye también el relato El terremoto de Chile."
"...pues por lo demás, aprovecha la tranquilidad del encierro para escribir Die Marquise von O... (La marquesa de O...) y Pentesilea."
"En otros dos dramas de Kleist las figuras femeninas incluso les dan título: Pentesilea y Käthchen de Heilbronn, que se consideran como las dos caras de la misma moneda, tal y como expresa en una carta su autor:
«Ahora sólo siento curiosidad por saber lo que dirá usted respecto a Käthchen de Heilbronn, pues es el reverso de Pentesilea, su polo opuesto, un ser que es tan formidable por su entrega total como aquélla por su actuar».
Lo que hermana a estas dos figuras tan distintas es la fuerza con que el amor prende en ellas.
En Pentesilea es como un poder devastador, en conflicto con los usos y costumbres de un modelo estatal determinado, el de las amazonas."
"El inconsciente es así vía de acceso a la verdad profunda, una verdad que aflora en los sueños de Käthchen y por la que ella guía su actuación consciente.
Käthchen está impregnada de la suprema verdad del inconsciente y, de hecho, más que la hija de un buen artesano de la ciudad de Heilbronn parece una grácil criatura del reino de las hadas. Ahora bien, para que al final se cumpla el sueño de Käthchen,
su profunda verdad del inconsciente y del corazón,
es preciso que se descubra su identidad como hija ilegítima del emperador."
"La mayoría de los intérpretes, sin embargo, afirman la fuerza interior de Käthchen en razón de su entrega total al hombre amado.
Es cierto que Kleist, desde sus primeras cartas a Wilhelmine hasta las últimas de su vida, valora de una manera muy positiva
«(...) el arte de sacrificarse, de entregarse completamente a lo que se ama: la mayor felicidad que se puede imaginar en la tierra, sí, en lo que debe consistir el cielo si es verdad que allí se está feliz y contento»."
"No es la sumisión lo que ennoblece a Käthchen, sino que en ella no hay fisuras entre la verdad del corazón y su comportamiento consciente."
Heinrich von Kleist
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