Deleuze Las máquinas deseantes

lunes, febrero 03, 2014



"Cuando a continuación, o más bien de otra parte, las máquinas se hallan unificadas en el plano estructural de las técnicas y las instituciones que les proporcionan una existencia visible como una armadura de acero, cuando los vivientes se hallan ellos también estructurados por las unidades estadísticas de sus personas, de sus especies, variedades y medios — cuando una máquina aparece como un objeto único y un viviente como un único sujeto—, cuando las conexiones se vuelven globales y específicas, las disyunciones, exclusivas, las conjunciones, bívocas, el deseo no tiene ninguna necesidad de proyectarse en esas formas que se han vuelto opacas.

Estas son inmediatamente las manifestaciones molares, las determinaciones estadísticas del deseo y de sus propias máquinas. Son las mismas máquinas (no hay diferencia innata):

aquí como máquinas orgánicas, técnicas o sociales aprehendidas en su fenómeno de masas al que se subordinan;

allá como máquinas deseantes aprehendidas en sus singularidades submicroscópicas que se subordinan los fenómenos de masas.

Por eso hemos rechazado desde el principio la idea de que las máquinas deseantes pertenezcan al campo del sueño o de lo imaginario y vengan a doblar a las otras máquinas.

No hay más que deseo, medios, campos, formas de gregariedad. Es decir: las máquinas deseantes moleculares son en sí mismas catexis de las grandes máquinas molares o configuraciones que ellas forman bajo las leyes de los grandes números, en un sentido o en el otro de la subordinación, en un sentido y en el otro de la subordinación.

Máquinas deseantes por una parte, y máquinas orgánicas, técnicas o sociales, por la otra: son las mismas máquinas en condiciones determinadas.

Por condiciones determinadas entendemos esas formas estadísticas en las que entran como otras tantas formas estables, unificando, estructurando y procediendo por grandes conjuntos pesados; las presiones selectivas que agrupan a las piezas retienen algunas, excluyen otras, organizando las muchedumbres.

Son, por tanto, las mismas máquinas, pero no es el mismo régimen, las mismas relaciones de tamaño, ni los mismos usos de síntesis. Sólo hay funcionalismo al nivel submicroscópico de las máquinas deseantes, disposiciones maquínicas, maquinaria del deseo (ingeniería); pues, sólo allí, funcionamiento y formación, uso y montaje, producto y producción se confunden. Todo funcionalismo molar es falso, puesto que las máquinas orgánicas o sociales no se forman de la misma manera que funcionan y las máquinas técnicas no se montan como se utilizan, sino que implican precisamente condiciones determinadas que separan su propia producción de su producto distinto. Sólo tiene un sentido, y también un fin, una intención, lo que no se produce como funciona.

Las máquinas deseantes, al contrario, no representan nada, no significan nada, no quieren decir nada, y son exactamente lo que se ha hecho de ellas, lo que se ha hecho con ellas, lo que ellas hacen en sí mismas.

Funcionan según regímenes de síntesis que no tienen equivalente en los grandes conjuntos."

Deleuze

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