El nido de caña
lunes, mayo 19, 2014Un pájaro hacia todas las noches un nido sobre la cornisa de la casa. En la tierra del parque privado de al lado había perforado ya un gran agujero. Y los árboles que daban sombra a la piscina estaban pelados de ramitas pequeñas y secas. El charco del agua de la fuente casi nunca se llenaba.
Cerca del amanecer el pajarito dormía bien agotado en su flamante y húmedo nidito después de su laboriosa jornada nocturna. Cuando entre sueños oía al madrugador vecino de la casa decirle a su señora desde la ventana a la cama: «Otra vez ha puesto un nido.»
Bajaba al patio, donde tenía guardaba la caña que había cortado en un alto y espeso cañaveral de un campo cercano; y, con su caña tiesa, raspaba la mugrienta pared hasta dejar caer el nido y el pájaro.
Este salía de la boca del nido mientras este caía por el aire como caen los nidos al suelo.
El pajarito volaba nervioso con varios huevos en el vientre hacia el árbol más cercano. Una vez incluso la caña se le vino encima acompañada de una exclamación que él no conocía.
Pasaba el día somnoliento comiendo mirando la marca de su nido caído.
Carlos del Puente
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