Kafka «Pero él no oculta nada» «esfuérzate en escucharle realmente en cualquier oportunidad, no sólo superficial, sino realmente».
sábado, mayo 03, 2014
"K, por su parte, sabía que él, mediante un comportamiento demasiado obediente, se convertiría en el esclavo
y en cabeza de turco del maestro,
pero hasta cierto límite quería ahora aceptar pacientemente los caprichos del maestro
podía atormentarle en el puesto hasta hacerle la vida imposible.
K aseguró que lo haría todo según sus deseos;
Y entonces contó cómo al principio había escuchado tranquilamente la conversación de K con Hans,
cómo después se asustó con algunas palabras de K
y comenzó a comprender con más precisión el sentido de esas palabras
y cómo desde entonces no había podido dejar de encontrar en las palabras de K confirmaciones de una advertencia
que agradecía a la posadera
y en cuyo fundamento no había querido creer.
la posadera se esforzó en que dudara de ti,
no afirmaba que mentías, todo lo contrario,
dijo que eras sincero como un niño,
pero que tu manera de ser era tan diferente a la nuestra que nosotros,
incluso cuando hablabas sinceramente,
nos teníamos que esforzar mucho para creerte
ha descubierto tus manejos, ahora ya no puedes embaucarla,
incluso si te esforzaras en ocultar tus intenciones.
«Pero él no oculta nada», repitió una y otra vez, añadiendo:
«esfuérzate en escucharle realmente en cualquier oportunidad, no sólo superficial, sino realmente».
por la víctima propicia de todo huésped que alargaba su mano.
Como no tienes ningún interés en mí, sino sólo en mi precio,
no conoces los celos,
de que yo, en lo que a mí concierne, sea tu posesión bajo
todas las circunstancias,
de eso no dudas.
Te imaginas la entrevista con Klamm como un negocio: dinero efectivo a cambio de dinero efectivo. Cuentas con todas las posibilidades;
para conseguir el premio, estás dispuesto a todo;
si Klamm me quiere, me darás a él; si quiere que te quedes conmigo, te quedarás conmigo; si quiere que me abandones, me abandonarás, pero
también estarás dispuesto a hacer comedia en caso de que sea ventajoso;
en ese caso simularás que me quieres, intentarás combatir su indiferencia resaltando tu insignificancia y avergonzándole con el hecho de tu sucesión en mi persona o le informarás de mis confesiones amorosas respecto a él, que realmente he hecho, y le pedirás que me vuelva a acoger, por supuesto bajo condición del pago del precio; y si no hay otra manera, simplemente suplicarás en nombre del matrimonio K. Pero si tú entonces, dedujo la posadera,
te das cuenta de que te has equivocado en todo, en tus suposiciones
y en tus esperanzas, en tu idea de Klamm y de sus relaciones conmigo, en ese momento comenzará para mí el infierno, pues seré tu única posesión de la que, además, dependerás por completo, pero al mismo tiempo será una posesión que ha resultado sin valor y a la que tratarás en consecuencia,
ya que el único sentimiento que tienes hacia mí es el del poseedor.
Kafka
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