Estrangulando a mi compañero

domingo, mayo 25, 2014


"Tomando impulso salté sobre los hombros de mi compañero como si no fuera la primera vez y,

hundiéndole los puños en las costillas,

lo hice trotar. Cuando aminoró la marcha con visibles muestras de desagrado, llegando hasta a detenerse,

le clavé las botas en el vientre para espolearlo.

Dio buen resultado y rápidamente llegamos al interior de una región extensa pero inconclusa. Cabalgaba por una carretera pedregosa y bastante empinada, pero precisamente eso me agradaba y dejé que se volviera aún más pedregosa y empinada.

Cuando mi cabalgadura tropezaba la levantaba de un tirón en el cuello

y si se quejaba le azotaba la cabeza. En tanto, encontré saludable esta cabalgata por el aire puro,

y para hacerla todavía más salvaje,

 hice que soplaran a través de nosotros fuertes ráfagas de viento contrario.
Exageré el movimiento de vaivén sobre los anchos hombros de mi compañero y, agarrado a su cuello con ambas manos, eché la cabeza hacia atrás, para contemplar las multiformes nubes que, más débiles que yo, se dejaban arrastrar pesadamente por el viento. Reía y temblaba de coraje. Mi abrigo se desplegaba y me daba fuerzas. Apretaba con firmeza una mano contra la otra,

estrangulando a mi compañero.

Sólo cuando el cielo fue cubriéndose gradualmente con las ramas de los árboles que yo dejaba crecer en los bordes de la calle, volví en mi."

(...)

"Entonces mi compañero cayó y comprobé que se hallaba seriamente lesionado en la rodilla.

Como ya no podía serme útil lo dejé sin pena sobre las piedras;

 y luego silbé, llamando a unos buitres,

 que, obedientes se posaron sobre él para custodiarlo con sus picos oscuros."

Kafka

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