El vividor
viernes, mayo 16, 2014
Son las seis de la mañana, y apenas amanece, hoy. Y ahí lo tienes. Va rápido, con sus píes rápidos, sus blancas zapatillas de tenis relucientes como si las hubiese limpiado cada mañana con pintura original de fábrica. Paso ligero; más ligero que un joven recluta sin fiesta. Lleva una flamante equipación deportiva que no deja ver su esquelético escuálido y menudo cuerpo casi inexistente. Una gorra de tenista le tapa casi totalmente su minúscula cabecita redonda. Agita los brazos para delante para atrás, tan ágiles y ligeros con tanta gracia y tan poco grasa, que ¡claro, así es fácil estar desde las seis hasta las doce recorriendo tantas veces las mismas calles todas las mañanas, domingos y fiestas de guardar incluidos!
Carlos del Puente
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