Aristófanes Las nubes Sócrates
sábado, diciembre 21, 2013
"ESTREPSÍADES. Bien, pues mira aquí. ¿Ves esa puertecita y esa casita?
(Señala la casa de SÓCRATES.)
FIDÍPIDES. Sí. ¿Qué es eso en realidad, padre?
ESTREPSÍADES. Eso es el «caviladero» de los espíritus selectos.
Ahí viven unos hombres que, al hablar del cielo, tratan de convencerte de que es
una tapadera de horno, y de que está alrededor de nosotros, que somos los
carbones. Si se les paga, ellos te enseñan a ganar pleiteando todas las causas,
las justas y las injustas.
ESTREPSÍADES. No sé exactamente el nombre. Son «cavilopensadores», gente bien.
FIDÍPIDES. Bah, unos hijos de perra. Ya sé yo: te refieres a esos fantasmones,
paliduchos y descalzos, entre los que están el desgraciado de Sócrates y Querefonte.
ESTREPSÍADES. Eh, eh, cállate. No digas niñerías. Si algo te importan los garbanzos
de tu padre, hazte de su grupo, por favor, y manda los caballos a paseo.
FIDÍPIDES. Ni hablar, ¡por Dioniso!, ni aunque me dieras los faisanes que cría
Leógoras.
ESTREPSÍADES. Anda, ve, te lo pido por favor, hijo de mi alma; ve a que te enseñen.
FIDÍPIDES. ¿Y qué quieres que aprenda?
ESTREPSÍADES. Dicen que con ellos están los dos Argumentos,
el Mejor, sea como sea, y el Peor. De esos dos Argumentos, dicen que el Peor gana
los pleitos defendiendo las causas injustas.
Así que, si me aprendes ese Argumento injusto, de lo que ahora debo por tu culpa,
de todas esas deudas, no tendría que devolver ni un óbolo a nadie.
SÓCRATES. Pues ándate listo para que cuando yo lance algunas enseñanzas
sabias sobre las cosas celestes, tú las cojas al vuelo.
ESTREPSÍADES. Pero, ¿cómo?
¿Tengo que comerme la sabiduría como un perro?
ARGUMENTO MEJOR. ¿Tú, acabar conmigo? ¿Y quién eres tú?
ARGUMENTO PEOR. Un argumento.
ARGUMENTO MEJOR. Sí, pero un argumento peor.
ARGUMENTO PEOR. Pero te voy a vencer a ti que presumes de ser mejor que yo.
ARGUMENTO MEJOR ¿Valiéndote de qué astucia?
ARGUMENTO PEOR. Inventando nuevas máximas.
ARGUMENTO MEJOR. Sí, eso es lo que se lleva ahora, gracias a estos idiotas
(Señalando al público).
ARGUMENTO PEOR. No, que son inteligentes.
ARGUMENTO MEJOR. Acabaré contigo de mala manera.
ARGUMENTO PEOR. Di: ¿haciendo qué?
ARGUMENTO MEJOR. Presentando lo que es justo.
ARGUMENTO PEOR. Yo lo echaré abajo rebatiéndolo.
Pues afirmo que la justicia ni siquiera existe.
ARGUMENTO MEJOR. ¿Que no existe, dices?
ARGUMENTO PEOR. Pues, a ver: ¿dónde está?
ARGUMENTO MEJOR. Junto a los dioses.
ARGUMENTO PEOR. Y si la justicia existe, ¿cómo es que Zeus no pereció por
haber hecho prisionero a su padre?
"ARGUMENTO PEOR. Y después ella lo abandonó y se marchó,
pues él no era ardiente, y no resultaba atractivo para pasar en su compañía
la noche entera entre las ropas de la cama: a la mujer le gusta que la traten
con lascivia. Tú eres tan carcamal como Crono. Así que, tú, muchacho, mira
todas las cosas que implica el ser buena persona, y de cuántos placeres vas
a verte privado: jovenzuelos, mujeres, juego, manjares, bebidas, carcajadas.
Y, ¿de qué te vale vivir si te ves privado de estas cosas? Bien, de aquí voy a pasar
a las necesidades imperiosas de la naturaleza. Tuviste un desliz, te enamoraste,
te liaste con una casada, y después te pillaron: estás perdido, pues no eres capaz
de discursear. En cambio, si frecuentas mi trato, da rienda suelta a tu naturaleza,
salta, ríete, no tengas nada por vergonzoso; pues si tienes la mala suerte de que te
cojan en adulterio, responderás al marido así: que no has cometido nada malo.
Después, echa la culpa a Zeus: que incluso aquél se deja vencer por el amor y las
mujeres, y que tú, siendo mortal, ¿cómo podrías ser más fuerte que un dios?"
"FIDÍPIDES. Y ¿qué es lo que temes?
ESTREPSÍADES. El día-viejo-y-nuevo. Pálido.
FIDÍPIDES. Así que ¿existe un día viejo y nuevo?
ESTREPSÍADES. Sí, ese en el que dicen que depositarán la cantidad consignada
contra mí.
FIDÍPIDES. Entonces los que la depositen la perderán, pues no es posible que un día
se convierta en dos días.
ESTREPSÍADES. ¿No se puede convertir?
FIDÍPIDES ¿Pues cómo iba a poder? A menos que la misma mujer fuera a la vez
una anciana y una joven.
ESTREPSÍADES. Sin embargo, eso es lo acostumbrado.
FIDÍPIDES. Porque no saben bien, creo yo, lo que la ley quiere decir.
ESTREPSÍADES. Y ¿qué quiere decir?
FIDÍPIDES. El antiguo Solón era por naturaleza amigo del pueblo.
ESTREPSÍADES. Eso por ahora no tiene nada que ver con el día viejo-y-nuevo.
FIDÍPIDES. Así que aquél situó la citación en dos días, o el día viejo y el día nuevo,
para que los depósitos se hicieran en la luna nueva.
ESTREPSÍADES. ¿Para qué añadió el día viejo?
FIDÍPIDES. Amigo mío, para que los demandados comparezcan un día antes y así
se lo quiten de encima de antemano y voluntariamente, y en caso de que no, para
que el día de la luna nueva por la mañana estén un poco intranquilos.
ESTREPSÍADES. ¿Cómo es que los magistrados no aceptan entonces los depósitos
de la cantidad consignada el día de la luna nueva, sino el día-viejo-y-nuevo?
FIDÍPIDES. Es que me parece que les pasa lo mismo que a los catadores: para
malversar lo más rápidamente posible los depósitos, para eso los cobraban
un día antes."
"FIDÍPIDES. Volveré al punto de mi discurso en que me interrumpiste, y,
en primer lugar, te voy a preguntar esto: ¿me pegabas cuando era niño?
ESTREPSÍADES. Sí, por ser cariñoso y preocuparme por ti.
FIDÍPIDES. Pues dime, ¿no es justo que también yo sea cariñoso contigo
de la misma manera y te pegue, puesto que en eso consiste ser cariñoso, en pegar?
Pues, ¿cómo es que tu cuerpo tiene que estar libre de golpes y el mío no?
Que también yo soy hombre libre de nacimiento. «Los hijos lloran, ¿crees
que el padre no ha de llorar?». Tú afirmarás que la costumbre es que eso
sea cosa del hijo; pero yo podría contradecirte diciendo que «los viejos son
dos veces niños»; y es más natural que lloren los viejos que los jóvenes,
en la medida en que es menos razonable que ellos cometan faltas.
ESTREPSÍADES. Pero en ninguna parte es de ley que el padre pase por eso.
FIDÍPIDES. ¿Es que no fue un hombre como tú y como yo el primero que puso
esa ley, y persuadía a los antiguos hablando? ¿Y es que yo a mi vez voy a tener
menos posibilidades de poner una nueva ley para los hijos de cara al futuro,
que peguen también ellos a sus padres? Los golpes que recibimos antes de que
estuviera puesta la ley los sacamos de cuenta y les concedemos habernos zurrado
impunemente. Mira los gallos y esos otros bichos, cómo se toman la revancha de
sus padres. ¿Y en qué se diferencian aquéllos de nosotros, si no es en que no
proponen decretos?"
Aristófanes Las nubes
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