Rimbaud "Tú no sabes por dónde vas ni por qué vas"
domingo, diciembre 01, 2013
"Sin embargo, el móvil de Rimbaud es diferente: enriquecerse a toda costa.
Dicho de otro modo, mientras el primero (Flaubert) es movido por la promesa
de una voluptuosidad mayor, el segundo persigue incansablemente el oro
que pudiera arrebatar a los nativos de los territorios donde Occidente
ha arribado con todo su poderío técnico. De tal manera que, en sus respectivos
viajes, Flaubert resulte ser el turista, así como Rimbaud, el colonizador."
"Ninguna disculpa, ninguna justificación.
Rimbaud no escribe nada para su epitafio.
Rimbaud muere, pero no quiere morir, sino volver a embarcarse y olvidar
que carece de una pierna. Ser alguien respetable, tal vez, casarse.
Cerrar los ojos y creer que la literatura quedó hace mucho, muchísimo tiempo atrás."
"Carré cree ver en esta pareja de progenitores la contradicción que azotará
los caminos de nuestro personaje:
el errante pródigo v/s el avaro silencioso y severo."
"Para la clase de retórica de M. Izambard, compone Carta de
Carlos de Orléans a Luis XI. En ella, Carlos de Orléans intercede a favor del
maestro François Villon, encarcelado por ladrón y truhán.
Villon es el poeta por excelencia para ese primer Rimbaud que aún no fatiga sus pies.
<<Sire, estaría verdaderamente mal que se ahorcara a tales clérigos: comprendéis, señor, estos poetas no son de aquí abajo; dejadles vivir su vida extraña; dejadles tener frío y hambre, dejadles correr, amar y cantar: son tan ricos como Jacques Coeur, todos estos niños locos, pues tienen el alma llena de rimas, de rimas que ríen y lloran, que nos hacen reír o llorar. Dejadles vivir: Dios bendice a los misericordiosos, y el mundo bendice a los poetas. >>
Se sabe que Villon es puesto en libertad sólo para que al año siguiente, 1462,
sea nuevamente encarcelado, torturado y condenado a la horca.
Sea como fuere, la pena es conmutada por diez años de destierro.
Nunca nadie vuelve a saber nada de él. Sus pasos se pierden. Tiene 32 ó 33 años."
"Por los senderos, en las noches de invierno, sin refugio, sin ropa, sin pan,
una voz oprimía mi corazón helado: <<Debilidad o fuerza; hela aquí, es la fuerza.
Tú no sabes por dónde vas ni por qué vas,
entra por todo, responde a todo. No van a matarte más que si fueses un cadáver>>.
Por la mañana tenía la mirada tan perdida y la continencia tan muerta,
que aquellos a quienes he encontrado, tal vez ni me han visto."
"Casi 240 kilómetros separan a Charleville de París.
Rimbaud camina, más de una vez, semejante distancia sólo para permanecer
unos días en la capital, ―con la ropa hecha jirones, y tosiendo a morir,
viviendo como un clochard, y, luego, regresar nuevamente al hogar materno.
En estos periplos no se abstiene de mendigar, ni de robar, ni de dormir bajo los puentes."
"Es a partir de la fatiga, del exceso, del desbordamiento, primero a través de los pies,
que el yo se ha vuelto otro,
que aquellos a quienes he encontrado, tal vez ni me han visto.
Casi como los monjes corredores de Tiantai, en Japón, que a través de un
esfuerzo físico más que considerable (corren mil días seguidos) alcanzan
un éxtasis místico que echa por tierra la propia identidad,
el acto de comprenderse ―yo."
"Rimbaud es el tipo de caminante que se arroja sobre el paisaje, es decir,
sobre la otredad estetizada, al punto de extraviarse o salirse del camino,
dejando de lado toda comodidad y posición contemplativa.
Cuando ya no puede caminar más, cuando le amputan una de sus piernas,
Rimbaud muere. Si su rebelión empieza por los pies, su caída definitiva acontece
no cuando deja de escribir
y se pierde en África, sino en el momento en que se ve incapaz de articular
sus propios pasos para salir o huir del hogar materno, como hizo en tantas
ocasiones, de un mundo que se le hizo ajeno para ingresar en otro, tan peligroso
como ilimitado, que pueda llegar a pertenecerle, aunque en ningún momento
le pertenezca."
"Por el momento, -escribe Rimbaud a George Izambard- lo que hago es
encrapularme todo lo posible. ¿Por qué? Quiero ser poeta,
y me esfuerzo en volverme vidente."
"El drama de Bruselas tiene lugar luego que Verlaine, en un ataque de ira,
abandonase a Rimbaud solo y sin dinero en Inglaterra.
Apenas éste consigue cruzar al continente se encuentra decidido
a regresar a Charleville y a dejar a su amigo definitivamente atrás.
Hay un revólver. Hay balazos. Verlaine acaba detenido, procesado y
condenado a dos años de prisión, donde se convertirá al cristianismo.
Rimbaud regresa con su mano vendada a la casa materna y escribe
Una temporada en el infierno, su último trabajo literario."
"Mi mano nunca será mía."
"por mi máscara se me juzgará de una raza fuerte."
"Tendré oro: seré vago y brutal."
"Un gran bajel de oro encima de mí, agita..."
"Una hermosa gloria de artista y narrador apasionado."
"Hará publicar Una temporada en el infierno y luego quemará
todos los ejemplares que encuentre a su disposición. El poeta..."
"Próximamente voy a tener un empleo –escribe a su madre desde Egipto-
y trabajo ya bastante para vivir modestamente en verdad.
O bien
me ocuparé en una gran explotación agrícola, a diez leguas de aquí,
o bien
entraré próximamente en la aduana anglo-egipcia, con buen sueldo,
o bien,
creo que partiré tal vez para Chipre, la isla inglesa, como intérprete
de un cuerpo de trabajadores."
"Cuando se halla en Chipre como capataz de una cantera en el desierto,
se dedica sólo a su trabajo, a pescar, a cocinar sus alimentos y a bañarse en el mar.
No importa que a poca distancia se hallen las ruinas de Famagusta,
la antigua ciudad de torres góticas y contraescarpas venecianas
donde antaño se coronara a los reyes cruzados de Jerusalén y Chipre.
Ningún interés en ..."
"Adén, el purgatorio o el infierno,
―un lugar en el que nadie se detiene sino es por necesidad
y en el que sólo un necio haría turismo pues resulta todo lo contrario
al lugar sensual promovido por el fetiche de Oriente. Adén, como la antítesis
del locus amoenus, o lugar ameno, que persigue la fantasía del turista,
es el sitio donde durante más tiempo se estaciona nuestro personaje
a lo largo de su estadía colonial."
"Pienso abandonar- escribe- dentro de poco esta ciudad
para ir a traficar en lo desconocido."
"no le tengo el menor apego a la vida;"
"continúa corriendo y recorriendo inmensas extensiones."
"No está en ninguna parte.
No es de aquí ni de allá.
Si bien es capaz de aprender la lengua y las costumbres del lugar en el que se encuentra,
su desarraigo es una marca indeleble.
Es un otro tanto para la mismidad europea como para la alteridad africana
y oriental.
Un otro incluso para sí mismo;
un paria, un negro, un bruto. Su madre le pide que regrese a Francia pero él
no quiere regresar a un país en el cual es un extranjero y, a la vez, del cual es
un representante en los confines de la barbarie. Rimbaud padece un exotismo
desolador. Un exotismo que nada tiene que ver con Flaubert, exceptuando la raíz
del tedio que ambos comparten, un tedio imposible de suprimir.
―El cáncer del tiempo – escribió Henry Miller en Trópico de Cáncer- nos está devorando.
Nuestros héroes se han matado a sí mismos o se están matando.
El héroe entonces no es el tiempo sino la negación del tiempo.
Quizá estas palabras las podamos yuxtaponer a la figura de Rimbaud,
a la fotografía en la que aparece duro y curtido vestido de lino.
Rimbaud, explorador y colono como la negación del tiempo y del tedio,
cuyo destino no puede ser otro sino la inmolación y el cáncer."
"estoy demasiado acostumbrado a la vida errante, libre, gratuita;"
"También resulta conveniente señalar que la vida del Rimbaud adulto
no representa tanto, como fácilmente se podría llegar a creer, una contradicción
respecto a su existencia juvenil como una consumación de ésta.
Por más que reniegue de la poesía, inclinándose a la lectura de textos técnicos
y a la aplicación de éstos durante su existencia colonial,
ninguno de los postulados que expusiera en las Cartas del Vidente
se mantienen ajenos en ella,
aunque ya no encuentren lugar en los versos que ya no escribe."
EL TURISTA Y EL COLONIZADOR
Una lectura sobre el Viaje a Oriente de Flaubert y Rimbaud
Tesis para optar al grado de Licenciado en Artes mención en Teoría e Historia del Arte
Autor: RODOLFO IGNACIO REYES MACAYA
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