En busca de la cadena de los orígenes inexistentes

domingo, diciembre 29, 2013




"Cuando trabajaba en el cuadro genealógico comprendí claramente la curiosa

vinculación del destino que me une a los antepasados.

Tengo la viva impresión de que estoy bajo la influencia de cosas o interrogantes
que quedaron sin respuesta para mis padres y abuelos. Muchas veces me pareció
que en una familia existía un karma impersonal que se transmitía de padres a hijos.
Me lo pareció siempre, como si hubiera de dar respuesta a cuestiones que se les
plantearon a mis antepasados, sin que ellos pudieran responderlas, o como si
debiera terminar o proseguir cosas que el pasado dejó inconclusas. A este
respecto es muy difícil saber si estas cuestiones tienen un carácter más personal
o más general (más colectivo). A mí me parece que se trata de lo segundo.

Un problema colectivo aparece siempre

—mientras no se le reconoce como tal— como problema personal

y despierta en un caso dado la ilusión de que en el terreno de la psique personal
algo no está en regla.

De hecho, la esfera personal se halla alterada, pero no necesariamente en lo
fundamental, sino mucho más secundariamente a consecuencia de una
transformación insoportable de la atmósfera social. Por lo tanto, la causa

del desarreglo debe buscarse en tal caso no en el ámbito personal,
sino más bien en la situación colectiva."

"Como haría todo aquel que posee algo de introspección, en un principio di
por sentado que

el desdoblamiento de mi personalidad

era cuestión de mi más personal incumbencia. Cierto que Fausto me dio la
palabra clave: «Dos almas viven, ay, en mi pecho», pero no me aclaró la causa
de esta discrepancia conmigo mismo. La opinión de Fausto me pareció coincidir
con la mía entonces, cuando leí el Fausto, sospechar hasta qué punto el extraño

mito del héroe de Goethe era colectivo

y cuán proféticamente anticipó el destino alemán.

Por ello me sentí aludido personalmente y cuando Fausto, por altivez y petulancia,
comete el asesinato de Filemón y Baucis me sentí culpable, algo así como si en el
pasado hubiera tomado yo parte en el asesinato de los dos ancianos. Esta extraña
idea me aterraba y veía como de mi propia responsabilidad el expiar esta culpa o
evitar su repetición."

"Mis falsas conclusiones se vieron apoyadas por las noticias que me comunicaron
en aquellos mis años de juventud gente ajena a la familia. Me enteré de que mi abuelo,
según la leyenda,

era hijo natural de Goethe.

Esta enojosa historia me afectó hasta el punto de parecerme que explicaba y
fortalecía al mismo tiempo mis extrañas reacciones acerca de Fausto.
No pensaba en una reencarnación, pero creía instintivamente en el concepto
de lo que los indios denominan karma."


"Tanto nuestra alma como nuestro cuerpo se componen de elementos

que todos estuvieron ya presentes en la serie de antepasados.

Lo «Nuevo» en el alma individual es la recombinación variada hasta el infinito

de los ancestrales componentes, cuerpo y alma tienen por ello un carácter

eminentemente histórico

y no hallan en lo nuevo, en lo recién nacido la adecuada morada, es decir, los
rasgos ancestrales se encuentran en el propio hogar sólo en parte. Nosotros
no hemos terminado todavía con el Medioevo, la antigüedad y el primitivismo
tal como nuestra psique exige. En lugar de ello somos lanzados a la catarata
del progreso que cuanto más nos impulsa con más salvaje ímpetu hacia el futuro,
tanto más nos arranca de nuestras raíces. Pero una vez derribado lo antiguo,
generalmente queda también destruido y ya no es posible detenerse en absoluto.
Pero es precisamente esta pérdida de vinculación, este desarraigo, lo que provoca
una especie de «insatisfacción de la cultura» y una prisa tal que se vive más del
futuro y de sus promesas quiméricas de una era dorada, que en el presente, en
el cual todo nuestro trasfondo his-tórico-evolutivo ni siquiera se ha alcanzado
todavía. Desenfrenadamente se arroja uno a lo nuevo llevado por un creciente
sentimiento de insatisfacción, descontento y desasosiego. No se vive ya de lo
que se posee, sino de promesas, no a la luz del presente día, sino en las tinieblas
del futuro en que se aguarda el auténtico amanecer. No se quiere reconocer
que todo mejor se adquiere a costa de un peor. La esperanza de una mayor
libertad es frustrada por un acrecentamiento de esclavitud al Estado, para
no hablar de los terribles peligros que nos ofrecen los más brillantes
descubrimientos de la ciencia. Cuanto menos comprendamos lo que
buscaron nuestros padres y antecesores, tanto menos nos comprendemos
a nosotros mismos, y contribuimos con todas nuestras fuerzas a acrecentar
la carencia de arraigo e instintos del individuo de tal modo que sigue a «la
fuerza de la gravedad» sólo como partícula física."



Jung, Recuerdos, sueños, pensamientos

.

You Might Also Like

0 comments

Popular Posts

Like us on Facebook

Flickr Images