Yo no poseía la certeza, pero ella me poseía a mí a menudo. Mi madre parecía pensar igual que yo
sábado, diciembre 28, 2013
"Desde el principio se abrió paso en mí un sentimiento de confianza sin igual
en el destino, como si estuviera dedicado a una vida que debía realizarse.
Existía en mí una íntima seguridad que nunca pude demostrar. Pero para mí
estaba demostrado.
Yo no poseía la certeza, pero ella me poseía a mí a menudo,
cuando estaba convencido de lo contrario. Nadie podía arrebatarme la certeza
de que estaba destinado a hacer lo que Dios quiere y no lo que yo quiero. Esto me
daba frecuentemente la sensación, en los asuntos decisivos, de no estar con los
hombres sino sólo con Dios. Siempre que me encontraba «allí», donde ya no me
sentía solo, me sentía fuera del tiempo.
Me encontraba inmerso en los siglos,
y Él, el que respondía, era Aquel que ha existido siempre y siempre existirá.
Las conversaciones con aquel «Otro» fueron mis experiencias más profundas:
por una parte, sangrienta lucha, por otra parte, supremo éxtasis.
De estas cuestiones, naturalmente, no podía hablar con nadie. No sabía de nadie
en mi ambiente con el que hubiera podido comunicarme,
a excepción, tal vez, de mi madre. Ella parecía pensar igual que yo."
Jung, Recuerdos, sueños, pensamientos
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