Una señora iba con una barriguita que no le pertenecía
martes, mayo 27, 2014
Una señora iba con una barriguita que no le pertenecía, según ella. -Mira, mira, ¡cómo crece! Me ha salido de golpe sin darme cuenta. ¿Qué será esto, esta capita de grasa? Se la tocaba, se la tocaba; la pinzaba, la pinzaba entre sus dedos asustados, sin creérselo. -No es posible que una cosa así, tan extraña, venga de algún lugar y crezca ahora en mi cuerpo. Tengo que buscar la forma de echarla. Se ponía a hablarle todas las mañanas y a cada rato, intentando convencerla de que aquél no era su cuerpo. -Vete de aquí, al cuerpo de la vecina, que ella sí que está gorda, y no le importa. Pero la triste barriguita curiosamente no le contestaba. Le echó malos líquidos encima para ver si huía; pero nada: la barriguita parecía cada día más y más contenta con tanto manoseo y mimo. «Me está cuidando bien esta señora», pensaba.
Carlos del Puente
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