Deleuze Charles Chaplin Tiempos modernos
miércoles, febrero 05, 2014
"Extracto de Michel Cournot sobre Chaplin que nos permite comprender claramente lo que es la risa esquizofrénica, la línea de fuga o de penetración esquizofrénicas y el proceso como desterritorialización, con sus índices maquínicos:
«En el momento que hace que caiga por segunda vez la plancha sobre su cabeza —gesto psicótico—, Charles Chaplin provoca la risa del espectador. Sí, ¿pero de qué risa se trata? ¿De qué espectador? Por ejemplo, ya no se plantea la cuestión de saber, en ese momento del film, si el espectador debe ver venir el accidente o si debe sorprenderle. Todo ocurre como si el espectador, en aquel momento, ya no estuviese en su butaca, ya no estuviese en la situación de observar las cosas. Una especie de gimnasia perceptiva lo ha llevado, poco a poco, no a identificarse con el personaje de Tiempos modernos, sino a experimentar de forma inmediata la resistencia de los acontecimientos que acompañan a este personaje, a las mismas sorpresas, los mismos presentimientos, las mismas costumbres de aquél. De ese modo, la célebre máquina de comer, que en cierto sentido, por su desmesura, es extraña al film (Chaplin la había inventado veintidós años antes que el film), no es más que el ejercicio formal, absoluto, que prepara la conducta, también psicótica, del obrero aprisionado en la máquina, del que sólo la cabeza invertida sobresale y que se hace servir el almuerzo por Chaplin, puesto que es la hora. Si la risa es una reacción que toma ciertos circuitos, podemos decir que Charles Chaplin, a medida que avanzan las secuencias, desplaza progresivamente las reacciones, las hace retroceder, nivel por nivel, hasta el momento en que el espectador ya no es dueño de sus circuitos y tiende a tomar espontáneamente o bien un camino más corto, que no es practicable, que está obstruido, o bien un camino explícitamente anunciado que no lleva a ninguna parte. Después de haber suprimido al espectador en tanto que tal, Chaplin desnaturaliza la risa, y ésta se convierte en otros tantos cortocircuitos de una mecánica desconectada. A veces se habla del pesimismo de Tiempos modernos y del optimismo de la imagen final. Ninguno de estos términos es adecuado a este film. Charles Chaplin, en Tiempos modernos, dibuja más bien, a una escala más pequeña, con un simple trazo, el diseño de varias manifestaciones opresivas. Fundamentales. El personaje principal, papel desempeñado por Chaplin, no tiene por qué ser activo o pasivo, consentidor o refractario, ya que es la punta del lápiz que traza el dibujo, es el trazo mismo... Por ello, la imagen final está desprovista de optimismo. Después de esa constatación no sabemos qué puede pintar ahí el optimismo. Ese hombre y esa mujer vistos de espaldas, completamente negros, cuyas sombras no son proyectadas por ningún sol, no avanzan hacia nada. Los postes sin hilos que bordean la carretera por la izquierda, los árboles sin hojas que la bordean por la derecha no se juntan en el horizonte. No hay horizonte. Las colinas peladas del fondo no forman más que una raya confundida con el vacío que las domina. Ese hombre y esa mujer ya no están vivos, eso salta a la vista. Tampoco es pesimista. Lo que debía suceder ha sucedido. No se han matado. No han sido abatidos por la policía. No hay por qué ir a buscar la excusa de un accidente. Charles Chaplin no insistió. Fue aprisa, como de costumbre. Trazó el dibujo»." (Michel Cournot, en Le Nouvel Observateur, 1 de noviembre de 1971)
Deleuze
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